Dicen que el mayor banquete de la historia fue el que ofreció Julio César para celebrar sus victorias en oriente, en el que a lo largo de varios días participaron 260.000 personas comiendo en 22.000 mesas. Pero quizás el más sonado fue el que organizó el Príncipe de Condé en honor de Luis XIV en su castillo de Chantilly.

Más de 2.000 invitados degustaron durante tres días las delicias del más famoso cocinero de la época, François Vatel (1631-1671), de origen suizo, que estaba al servicio del Príncipe, razón por la que era envidiado por toda la nobleza. Hubo un menú diferente para cada uno de los cinco servicios que cada día se sirvieron, diseñados todos ellos por Vatel, que aprendió el oficio de su padre.

La ocasión propició el nacimiento de nuevos platos, entre los que destaca la famosa crema de Chantilly, pero el banquete, celebrado el 25 de abril de 1671, ha pasado a la historia no por sus invenciones culinarias ni por el fasto de tantísimos invitados, sino por el trágico suicidio de Vatel, desesperado porque el pescado que debía preparar para la gran ocasión no había llegado a tiempo. La historia ha mantenido fiel memoria del sucesos gracias a las descripciones de la fiesta y suf atal desenlace que realizó la marquesa de Sévigné. En el año 2000 fue trasladada al cine, una película denominada Vatel y protagonizada por Gerard Depardieu.

Fuente: «Píldoras para curiosos» (Divulga)

Redacción QUO