Sin siquiera usar el bisturí. Así propone mostrar cómo quedará un paciente tras una cirugía estética la empresa MirrorMe3D, fundada por la cirujana plástica Carrie Stern. El primer paso es realizar un escáner en 3D del rostro u otra parte del cuerpo que se busque modificar y los imprime en diferentes tamaños. Los médicos pueden utilizar estos modelos para mostrar cómo la cirugía podría alterar la apariencia de los pacientes.
Stern comenzó la compañía al darse cuenta del valor de la impresión 3D en la medicina. “Muchos cirujanos plásticos – señaló Stern – ya tienen escáneres 3D en su consulta. Ahora pueden usar MirrorMe para que la gente entienda cómo serán sus cuerpos tras el cambio. A los pacientes se les hace muy difícil comprender las simulaciones en 3D en la pantalla de un ordenador”.
Se acabó lo de mostrar fotos de los mejores trabajos. O realizar simulaciones. La cirugía incluirá, a partir de ahora, un busto. Las impresiones van desde unos 45 euros para las figuras más pequeñas hasta 220 euros por un rostro de tamaño natural.
Juan Scaliter
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