La explicación al sobrepeso puede estar en la mente. En la Universidad de Yale han comprobado que el cerebro de los obsesos reacciona de forma distinta a la comida que el de la gente delgada. Sus centros de recompensa muestran una actividad débil ante un plato apetitoso. Para alcanzar la satisfacción de una persona delgada tienen que comer más.
Redacción QUO
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