Seguramente no sea uno de esos deseos confesables, pero casi todo el mundo incluye entre sus propuestas para el nuevo año la de tener más sexo. Y es un error porque realmente lo que deberíamos deseas es disfrutar más del sexo, y en este terreno la calidad y la cantidad no están siempre unidas.
Una investigación realizada por la Universidad de Toronto Mississauga se propuso averiguar como influía la cantidad de sexo en el nivel de satisfacción de una pareja estable de larga duración. Y lo que descubrieron fue que ese nivel era alto en aquellas que mantenían relaciones una vez a la semana, pero que decrecía en aquellas que tenían más encuentros sexuales en dicho período de tiempo.
Puede parecer un resultado chocante, pero los autores del estudio tienen muy claro a qué se debe. En la mayoría de los casos estudiados, ese aumento en el número de veces que una pareja tenía sexo a la semana, se traducía en encuentros rápidos, inesperados y, al final, poco placenteros. En cambio, las parejas que solo lo hacían una vez, solían planificar ese momento, dándose todo el tiempo que fuera necesario para relajarse y disfrutar del sexo.
La clave estaría por tanto en la planificación. El deseo y la pasión espontáneas son frecuentes en las parejas jóvenes que acaban de conocerse, pero van decreciendo conforme pasa el tiempo. Por eso, según los autores del estudio, es bueno reservar un momento concreto para el sexo sin tener que esperar a que salte la llama por sí sola.
Aunque con esto, no quieren decir que haya que desperdiciar los arrebatos espontáneos que puedan producirse. Hacerlo sería una tontería, ¿no les parece?
Vicente Fernández López
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