Que los vikingos fueron grandes marinos y feroces guerreros es algo bien conocido. Y las islas británicas fueron durante varios siglos uno de los objetivos principales de sus incursiones bélicas. De hecho, se calcula que en el siglo nueve había más de 30.000 de ellos viviendo de forma estable en el territorio de la actual Inglaterra.
Pese a ello, un estudio realizado en 2015 sentenció que los vikingos no dejaron una huella genética importante en la población británica. Pues bien, ahora una nueva investigación realizado por genetistas del University College of London sostiene lo contrario.
Según los autores de este informe, los actuales ciudadanos británicos tienen hasta un 20% de ADN vikingo. Eso significa que estos invasores tuvieron una capacidad asombrosa para reproducirse y esparcir sus genes.
Algo que concuerda con su estilo de vida. Los vikingos valoraban muchísimo la estructura familiar para poder formar clanes unidos y poderosos. Y, dado que no eran muchas las mujeres que les acompañaban en sus incursiones guerreras, acostumbraban a tomar esposas entre la población local. Tener muchos hijos para fortalecer el grupo era su principal objetivo.
Con todo, el estudio se ha encontrado con opiniones escépticas. Varios historiadores aseguran que no se puede hablar de vikingos puros. Muchos esclavos acababan alcanzando su libertad y formando parte de la comunidad así que, en la época en la que estos guerreros se asentaron en las islas británicas, ya no eran únicamente escandinavos, sino que también había entre ellos muchos descendientes de portugueses, hispanos y hasta de habitantes del Norte de África.
Vicente Fernández López
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