Con tan solo 4 años ya se identificaba como un niño y pedía a sus padres que dejasen de llamarle por su nombre de niña y se refirieran a él como varón. Algo que se mantiene en el tiempo, hasta el punto de que sus progenitores entienden que no es algo pasajero: su hijo está seguro de su identidad, pero sus rasgos y atributos no le acompañan. Un ejemplo de muchos que existen en la actualidad. Pero ahora, el joven está a punto de comenzar la adolescencia, su cuerpo empezará a mostrar los cambios propios de la pubertad, de ahí que muchos deciden pararla en seco, inhibiendo los rasgos secundarios femeninos para desarrollar los masculinos. ¿Cómo funciona?
El tratamiento para hacer el proceso implica el consumo de testosterona, pero las dosis y el tiempo en el que se desarrolla el tratamiento puede variar de forma considerable dependiendo del caso. Según la doctora Maddie Deutsch, directora de la unidad clínica del Centro de Excelencia para la Salud Trans de la Universidad de California en San Francisco, “hay muchos factores de cómo puede afectar la testosterona. Estos incluyen los genes, la edad en la que la persona comienza a tomar hormonas y, sobre todo, el estado de salud. Puede llevar muchos años hasta que el proceso completo haya concluido”.
En el caso de un joven de unos 11 o 12 años, al ser una edad temprana, irá desarrollando los cambios de forma natural a la del resto de sus compañeros, por lo que vivirá su pubertad como el resto: “El principal es el físico, la piel se hará más gruesa y grasa, los poros se harán más grandes y tendrá acné. Por otro lado, sudará con mayor frecuencia, el cual olerá con más fuerza”, apunta Deutsch. Al fin y al cabo, una pubertad habitual en todo niño que está transformando su cuerpo.
Por otro lado, el cuerpo comenzará a distribuir de forma diferente la grasa: “disminuirá en la zona de las caderas y los muslos, mientras que los brazos y las piernas tendrán una definición mayor, ya que la grasa debajo de la piel será más fina. Eso sí, también se nota un aumento de la grasa en la zona del abdomen”. La testosterona también hace que las cuerdas vocales se hagan más gruesas y la voz resulta más masculina, aunque no todos la llegan a conseguir y necesitan de terapia con un logopeda para afianzar más seguridad.
Otro de los elementos básicos es que crecerá más pelo en el cuerpo: “Crece más, por más partes del cuerpo y de una manera más rápida que antes, pero pueden pasar hasta 5 años hasta ver resultados finales”.
Desde la Universidad de San Francisco apuntan que quienes comienzan este tipo de terapias acaban teniendo una montaña de emociones y que pueden afectar a su forma de comportarse e incluso a su vida sexual: “los hombres transexuales pueden llegar a sentir placeren partes de su cuerpo que no esperaban”.
Otros cambios tienen que ver con los rasgos identificativos femeninos: la menstruación se corta, no crecen los senos o, en caso de haberlo hecho, pueden llegar a disminuir de tamaño.
Tal y como hemos comentado al comienzo, las dosis tienen que ver directamente con cada caso en particular y variarán según factores que tengan que ver con la salud y edad del paciente. Así que, como advierte la doctora Deutsch: “Tomar más testosterona no va a hacer que los cambios sean más rápidos. Un exceso de testosterona puede transformarse en estrógeno y aumentar de forma considerable los riesgos de sufrir cáncer o aumentar el colesterol”.
Alberto Pascual García
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