Cuando nacieron, en 1895, los loops de las montañas rusas eran circulares. Pero había problemas relacionados con ese diseño. En el punto 2 (ver gráfico A) el pasajero sentía una aceleración tan grande que podía llegar incluso a quedar inconsciente. La Flip Flap Railway (1895), de 7,8 metros de altura, sometía a los viajeros a una fuerza de 12 g (12 veces su peso), el equivalente a las centrifugadoras que entrenan a los pilotos de caza. Una vez pasado este punto, la aceleración disminuía considerablemente, pero ya daba igual si el pasajero iba inconsciente. Por ello, Edward Prescott desarrolló el llamado Loop The Loop en 1901, que reducía notablemente los g en el punto 2 y los aumentaba en el punto 3, con el fin de que la aceleración fuese mucho más constante y que se redujese a unos niveles aceptables para el cuerpo humano.
La explicación está en las fuerzas de gravedad implicadas en el recorrido del loop. Si este es completamente redondo como en el gráfico A, la sensación de ingravidez en el punto 2 es demasiado extrema, al igual que el incremento de la fuerza de gravedad al finalizar la bajada.
En el gráfico B (la montaña rusa a la que estamos acostumbrados) la aceleración es más continua, lo que evita desmayos.
[image id=»91611″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]A. Si fuera circular Para llegar del punto 1 al punto 2 hace falta una aceleración muy fuerte, tanto que no sería soportable para el cuerpo humano.
B. La montaña que conocemos La sensación de ingravidez es más extrema (3). Las fuerzas son más parecidas al pasar del punto 2 al 3.
Redacción QUO
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