El H. L. Hunley fue un submarino utilizado por los confederados durante la guerra de secesión, y que ha pasado a la historia por dos motivos. Por ser el primer sumergible que hundió a un barco enemigo en combate, y por la extraña y misteriosa muerte de toda su tripulación.
En 1864, el Hunley se dispuso a hundir frente a las costas de Charleston a un buque nordista llamado Housatonic. El sumergible confederado solo necesitó un torpedo para enviar su objetivo al fondo del mar. El barco se hundió en pocos minutos, y en el naufragio perecieron cinco personas. Lo que nadie se esperaba es que también falleciese toda la tripulación del submarino.
Tras aquel ataque no se volvió a saber nada del Hunley, que desapareció misteriosamente hasta que, en 1995, aparecieron sus retos sumergidos. En el interior se encontraban los esqueletos de su ocho tripulantes. Los análisis realizados no revelaron huesos rotos ni heridas de ningún tipo. La primera hipótesis fue pensar que los marineros murieron ahogados o por falta de oxígeno. Pero la estructura del sumergible estaba intacta y no había restos que revelaran que hubiera entrado agua en el interior de la nave. Entonces, ¿que fue lo que les mató?
Para añadir más misterio a la historia, los investigadores descubrieron que el submarino estaba equipado también con una cápsula de escape. Pero todo indica que los tripulantes del sumergible no hicieorn siquiera ademán de utilizarla para huir de su fatal destino. Pero, ¿por qué?
[image id=»91651″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Todo parec eindicar que no tuvieron tiempo. Rachel Lance, una ingeniera que lleva años estudiando los traumas causados por ondas expansivas submarinas, asegura que los tripulantes del Hunley murieron a causa de la que provocó la explosión de su propio torpedo, que habría afectado tanto a sus pulmones como a su cerebro, provocando una muerte instantánea.
Hay que tener en cuenta que el blindaje de aquellos primitivos submarinos era muy frágil, y que las ondas podían atravesarlo con mucha facilidad. El único problema para probar esta hipótesis de forma tajante, es que ese tipo de traumas no dejan huella en los huesos de las personas, solo en los tejidos blandos, y estos ya no existen.
Fuente: LiveScience.
Vicente Fernández López
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