Durante mucho tiempo se pensó que el resplandor que irradiaban los llamados hongos bioluminiscentes se debía a un mero proceso metabólico. Pero, ahora, una reciente investigación realizada por genetistas de la Universidad de São Paulo ha descubierto la verdadera causa. Y resulta que esa luz cumple una importante función en la reproducción de estos organismos.

Los investigadores han descubierto que estos hongos poseeen un ritmo circadiano sensible a las temperaturas exteriores y capaz de distinguir entre los períodos de luz y oscuridad. Este reloj biológico actúa como un regulador del hongo, permitiéndole ahorrar energía, al brillar solo en los momentos de oscuridad.

Pero, y esto es lo más importante de todo, observaron que el resplandor que irradian actúa como un poderoso foco para atraer a los insectos que, luego, se llevan con ellos las esporas de los hongos a los que habían estado adheridos, permitiendo así que estas se dispersen por otros terrenos, quedando en estado latente a la espera de las condiciones ideales para su germinación.

Redacción QUO