Adenina, guanina, timidina y citosina. Son las cuatro ‘letras’ del genoma que forman el alfabeto de nuestras características físicas. Es la biblioteca que lee nuestro cuerpo para crear nuestras células, tejidos, órganos e incluso en parte nuestra personalidad.
Lo que no se sabía es que esta biblioteca también se puede explorar para describir nuestro rostro, como si fuéramos lectores de una novela e imagináramos la apariencia de sus personajes en nuestra mente.
Es lo que ha hecho el biólogo Craig Venter, uno de los pioneros en la secuenciación del genoma humano. Para ello ha recurrido a 45.000 genomas. Con la información de los genes de 45.000 personas ha conseguido crear una biblioteca con la que ‘enseñar’ a los ordenadores a recrear caras a partir de dicha base de datos.
La iniciativa ha recibido el nombre de ‘identificación genómica basada en el fenotipo’ y ha sido publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Para validar los resultados de las caras creadas, Venter los sometió a comprobación. Pidió a voluntarios que trataran de emparejar los rostros por medio de los genes con una foto real de dichas personas. La tasa de éxito fue ocho de cada diez cuando se trataba de personas de diferentes etnia y de cinco sobre diez cuando solo había personas de una misma etnia. Resultados acaso modestos pero que abren una nueva perspectiva y dan una idea de que todavía queda mucho por aprovechar en nuestras cuatro letras que integran nuestros genes.
Redacción QUO
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