Kim Jong-un se ha llevado su retrete privado a Singapur, la ciudad que sirve de escenario a su cumbre con Donald Trump. Pero eso no es algo nuevo, el líder norcoreano nunca sale de su residencia, ya sea para un viaje largo o para una visita cercana, sin su lavabo portátil. Aunque realmente habría que hablar de lavabos porque, al parecer, dispone de varios.
Tal y como explicó hace varios años al diario The Washington Post un desertor norcoreano llamado Lee Yun-keol, que había formado parte del servicio de seguridad de Kim, cuando el gran líder sube en su coche oficial, la comitiva está compuesta por varios vehículos, uno de los cuales transporta siempre su lavabo personal. Pero dispone también de otros adaptados para ser emplazados en vehículos para la montaña o la nieve. Y, además, en su coche, hay siempre un orinal a su disposición.
Según dichas informaciones, todo está deseñado para que Kim Jong-un no tenga que pisar nunca un baño público. Podría parecer un capricho, pero hay una razón más poderosa que explica tal medida: y es que sus heces están consideradas secreto de estado. Pero, ¿por qué?
Pues porque a través de ellas se podría obtener información valiosa sobre el estado de salud del líder norcoreano, algo que las autoridades del país asiático tratan de evitar a toda costa. Y ese riesgo aumenta en ocasiones con esta, en las que Kim tiene que viajar al extranjero, ya que algún espía podría acceder a los baños de su hotel y hacerse con sus restos orgánicos.
Fuente: LiveScience.
Vicente Fernández López
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