Todo ha quedado en un susto, pero los más de 300 pasajeros que tenían un vuelo con Iberiaen la madrugada del jueves han vivido en carnes lo que se conoce como un “aterrizaje de emergencia”. Al parecer, a los pocos minutos de despegar del aeropuerto internacional Benito Juárez el capitán comprobó que el tren de aterrizaje no se había recogido de forma adecuada, una situación que impide hacer un vuelo transatlántico. Por ello, la única opción que tenían era volver de nuevo al aeropuerto para que arreglaran este desperfecto. ¿El problema? El peso de la aeronave superaba el peso permitido para poder aterrizar (Maximum Landing Weight) y es que las aeronaves están configuradas para despegar y tomar tierra con un peso determinado, que en ningún caso se puede sobrepasar.
Para que os hagáis una idea, llevaba el tanque completamente lleno (lo que suponen unas 40 toneladas de peso), y esto impedía que el aterrizaje se hiciera en las condiciones necesarias de seguridad. La opción más factible para liberar peso en vuelo es eliminar combustible en una zona no habitada o sobre el mar. De esta forma, se puede llegar sin problemas al peso necesario para que la aeronave no sufra problemas estructurales en el aterrizaje. Ha sido por estar razón que el avión haya tenido que ir a un área cercana, el área militar de Santa Lucía, donde ha dejado caer el combustible a unos 12.000 pies de altura (los aviones comerciales vuelan habitualmente a 30.000 pies de altura, lo que suponen unos 10 kilómetros de distancia).
Para poder liberar combustible de esta manera es necesario seguir una serie de procedimientos: no puede haber otra aeronave a menos de 1.000 pies de distancia (unos 305 metros) por encima o 2.000 pies (610 metros), por debajo. La idea es que el keroseno no afecte al tráfico del resto de espacio aéreo. Lo sorprendente es que a esa altura, el combustible se volatiliza y no llega a afectar la zona donde cae. Pero, igualmente, es necesario hacerlo en condiciones de seguridad.Según la página especializada en el sector, Transponder1200, si el proceso de liberación «se hace entre los 5.000 y 6.000 pies de altitud, el combustible se vaporizará completamente antes de llegar al suelo. Esta acción se hace de manera simultánea para ambos tanques con el fin de evitar un desequilibrio lateral de la aeronave».
La Administración Federal de Aviación existen varias emergencias que se contemplan para liberar combustible: por enfermedad grave de un pasajero o tripulante, fallo en la aeronave que pudiera comprometer la seguridad del vuelo o cualquier condición mecánica que pueda dar más problemas al avión. El problema con el tren de aterrizaje se contempla dentro de estas posibilidades.
Alberto Pascual García
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