¿Tiene la hora a la que comemos un impacto sobre nuestra propensión a ganar o perder peso? Para intentar averiguarlo, un equipo de la Universidad de Surrey realizó un experimento, en el que pidió a los voluntarios que retrasaran la hora en la que tomaban el desayuno y que adelantasen la hora de la cena.
Concretamente, los participantes tenían que desayunar noventa minutos más tarde de lo habitual y cenar noventa minutos antes. Frente a ellos, hubo otro grupo de control, cuyos miembros desayunaban y cenaban a la hora de siempre. Los integrantes de ambos grupos podían comer los alimentos que quisieran, pero no podían tomar nada fuera de las horas establecidas para cada comida.
Y los resultados mostraron que, al cabo de diez días, los miembros del primer grupo, los que cambiaron sus horarios para el desayuno y la cena, habían perdido el doble de peso que los del grupo de control. Además, aseguraban que sentían menos hambre durante el resto del día, y que tenían por tanto menos tentaciones de picotear entre las comidas.
Fuente: Telegraph.
Vicente Fernández López
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