No hay un solo indicio que demuestre la existencia de extraterrestres, y pese a ello, ya son parte de nuestra cultura. La moda alien cumple ahora sesenta años, porque fue en 1946 cuando el abogado Hal Boyle se convirtió en la primera persona de la era contemporánea que (su­puestamente) vio un marciano. Bueno, realmente los que vio Boyle fueron venusianos: unos pequeños hombrecillos verdes.
Los venusianos de Boyle rehuían al ser humano, pero en 1952 surgió el primer contactado, George Adamski, un iluminado que decía ser visitado por seres luminosos y de aspecto angelical que le transmitían mensajes telepáticos. En 1966 se produjo el primer caso de abducción, protagonizado por Betty y Barney Hill, un matrimonio que supuestamente fue raptado por alienígenas.
Y es que, durante los años 50 y 60, la mayoría de estos supuestos extraterrestres eran criaturas hostiles. Es en la década de 1970 cuando los “marcianos” perversos pierden terreno frente a los alienus, nombre que reciben los seres de naturaleza bondadosa, popularizados por Spielberg en Encuentros en la tercera fase y E.T.
En las últimas décadas, la iconografía del extraterrestre común ha quedado reducida a dos “familias” esenciales: una, los seres biomecánicos diseñados por H. R. Giger para la película Alien, y que han inspirado otros filmes (Species, Independence Day…), y otra formada por los humanoides de cabeza de pera y grandes ojos, los llamados rigelianos y grises.
Aquí te ofrecemos un árbol genealógico que muestra la evolución de los aliens en todos estos años. Un cuadro inspirado en otro que hizo Joe Nickell para la revista Skeptical Inquirer. Pero no olvides que solo es fantasía y que, si ves alguno, o te están gastando una broma o llevas dos copas de más.
Por primera vez un humano, Hal Boyle, “vio” aliens: unos enanos de Venus. Años después, observó un saurio astronauta.
Nuevos testigos dijeron ver seres luminosos y el Monstruo de Flatwood, un monje robot que dispara rayos por los ojos.
1954. Fiebre de avistamientos.
Se estrenó la primera versión cinematográfica de La guerra de los mundos, que curiosamente precedió a una oleada de avistamientos alienígenas. La mayoría de estos visitantes eran robots, pero surgieron también los hairy dwarfs, pequeños humanoides cubiertos de pelo. Todos, muy hostiles.
Unos granjeros americanos fueron atacados por estas criaturas inmunes a las balas.
Escándalo en la Universidad de Yale. Un marciano voyeur espiaba el dormitorio de chicas.
1958. La primera abducción
Marcianos de ficción como la gelatina caníbal del filme The blob y el cíclope del cómic Dr X, convivían con otros supuestamente reales, como los que raptaron a Bettie y Barnie Hill para hacer experimentos.
En Kentucky apareció el “hombre polilla”, un ser que a veces va con otro que parece el muñeco de Michelin.
Otra abducción, la de Betty Andreasson, popularizó a los humanoides con cabeza de pera y ojos de gato.
Proliferaron los aliens que se parecen a los gnomos.
1970. El gigante de Voronezh
En Italia se vio a unos microseres trepar como piojos por la cabeza de un crío, y en Rusia apareció un coloso de tres ojos.
1971. Cerebros del planeta Arous
Parasitaban cuerpos humanos.
Se decía que Nixon usaba como esbirros a seres perrunos y humanoides cachas.
Surgieron testimonios que hablaban de insectoides que chupaban sangre, otros que parecían garrapatas, humanoides de aspecto mongoloide (originarios de Ganimedes) y gigantes peludos que recordaban al Big Foot.
En las comunas de California aparecieron unos seres peludos que predicaban la paz universal.
Tenían rasgos orientales y esclavizaban a unos seres de aire simiesco.
1977. Abducción en Brasil
Un empresario contó que fue raptado por un alien y un grupo de robots: uno parecía una gran tostadora, y el resto muñecos.
Este ser asustaba a los indios americanos.
Raro ser femenino que raptaba bebés.
A la vez que se estrenaba el filme, en Valencia se veía un humanoide-pingüino.
Renació la moda extraterrestre gracias a la serie V y al filme de Spielberg.
Aparecía cada Navidad en Japón.
1992. Llegaron los rigelianos
Eran enanos y cabezones, y procedían de la estrella Rigel, en la constelación de Orión. Mataban ganado y raptaban seres humanos.
Abdujo a una familia en Australia.
Los aliens seguían triunfando en el cine, como este luchador letal al que Schwarzenegger dio matarile.
La marciana de Species mataba a sus parejas de cama.
En Independence Day, los aliens eran una plaga que surca el Universo esquilmando los recursos de todos los planetas.
Los marcianos canallas de la película de Tim Burton.
Los de la serie Expediente X. Eran de la estrella Z2 Reticuli y querían cruzar su ADN con el nuestro.
1983- 2006. Mi marciana favorita
Diana (Jane Badler), la mala malísima de la serie V. Una auténtica lagarta. Y no es broma, porque lo único malo de esta chica no es su dieta a base de ratones, sino que bajo su imagen de morena escultural se esconde su auténtico look: un reptil verde cubierto de escamas.