SER HUMANO

Los 9 mejores tiroteos del cine

Una selección subjetiva de algunas de las mejores escenas de acción de la historia del cine. Sí, sé que muchos de ustedes, queridos lectores, elegirían también otras como Matrix o Terminator. Pero ya he advertido que esta es una selección muy personal. Por eso, probablemente no estén todas las que son, pero sí que son todas las que están.

Hard Boiled (1992)

La verdad es que cualquier película de John Woo podría figurar en esta galería. El director hongkonés revolucionó radicalmente el cine de acción con escenas cuyo estilo ha sido imitado posteriormente hasta la saciedad. Las primeras películas de Quentin Tarantino y la mismísima Matrix están muy influídas por la estética de Woo. Pero si he elegido esta en concreto es por su escena final, un tiroteo que dura nada menos que ¡media hora! Aquí tienen un fragmento. Y aún los sobranron balas para hacer otra película.

Bonnie and Clyde (1967)

Antes de que Peckinpah rodara su Grupo salvaje, esta cinta de Arthur Penn contenía la que s econsideraba la escena más violenta jamás rodada hasta el momento. Al final del filme, la pareja de atracadores encarnada por Warren Beatty y Faye Dunaway cae en una emboscada en la que son literalmente acribillados a tiros. Decenas de balas impactan en sus cuerpos que quedan como dos coladores.

Río Bravo (1959)

Vaya por delante que este western de Howard Hawks es una de mis diez películas preferidas de todos los tiempos. No es especialmente violenta, pero la he escogido por esa precisa razón. Porque Hawks supo darle al típico tiroteo del western un aire festivo, casi como si se tratara de una competición deportiva. Los villanos del filme se han atrincherado en un granero y, para sacarlos de allí, John Wayne, Dean Martin y el resto de sus amigos, lanzan  cartuchos de dinamita mientras los van haciendo estallar en el aire para que el ruido y las secuelas de las explosiones, los hagan salir al exterior. Muere algún figurante, pero nada en la secuencia resulta especialmente trágico. Lo que si resulta toda la película, es maravillosa.

Forajidos de leyenda (1980)

Este filme de Walter Hill cuenta la historia de la banda de Jesse James, uno de los forajidos más célebres del salvaje oeste. Jesse y su banda sufrieron un revés fatal cuando trataron de asaltar el banco de la ciudad de Nothfield en Montana. Los vecinos de la localidad cogieron sus armas y repelieron a los bandidos a tiro limpio. Solo murieron dos de ellos, pero el resto acabaron gravemente heridos, con varios balazos en su cuerpo. Cole Younger, por ejemplo, llegó a recibir hasta treinta impactos. La escena está magníficamente rodada, destacando el momento en que los forajidos tratan de escapar de la trampa en la que se han metido saltando con sus caballos a través de las vidrieras de los edificios.

Scarface (1982)

Remake de un clásico de Howard Hawks realizado por Brian De Palma y con guión de un joven Oliver Stone. Al Pacino es Tony Montana, un delicnuente de medio pelo cubano que va escalando puestos hasta en convertirse en el rey de los narcotraficantes de Miami. En la escena final, su mansión es asaltada por un ejército de mercenarios enviado por sus rivales colombianos. Armado con una M60 con lanzagranadas incorporado, Pacino se enfrenta a tiro limpio a sus enemigos liquidando a varias docenas de ellos. Finalmente, el gangster acaba cosido a tiros (le meten al menos cincuenta balazos) mientras grita: «Soy inmortal». Pero no. No lo era.

Grupo salvaje (1969)

Estoy completamente seguro de que hay unanimidad entre todos los aficionados sobre que el tiroteo final de esta obra maestra de Sam Peckinpah, es con toda seguridad el mejor de toda la historia del cine. No podría ser de otra manera en una película cuya primer diálogo es una frase que dice: «Si se mueven… mátalos». Grupo salvaje es un emocionante western crepuscular sobre un grupo de forajidos que, a principios dle siglo XX, concretamente en 1913, comprenden que el salvaje oeste ya no es el que era y buscan nuevos horizontes en el México revolucionario, trabajando como mercenarios para un patético y psicópata señor de la guerra, el General Mapache, pesosnaje magistralmente interpretado por Emilio «Indio» Fernández». Al final del filme, sus cuatro protagonistas (William Holden, Ernest borgnine, Warrem Oates y Ben Johnson, nada menos), cometen una especie de suicidio ritual enfentándose a tiro limpio contra el ejército de Mapache. No sobrevive ni el apuntador. Pero la escena, una orgía de sangre y pólvora, es realmente inolvidable. Disfrútenela.

Al rojo vivo (1949)

Esta película de Raoul Walsh es una de las grandes joyas del cine negro americano. Y una de las películas más electrizantes jamás rodadas. Comienza con un asalto al tren, en el que uno de los bandidos termina con el rostro deformado por una fuga de vapor. Su protagonista, Cody Jarrett, un gangster con complejo de Edipo y modales de matarife, magistralmente interpretado por James Cagney,, no tiene reparto en liquidar a medio reparto. En una escena memorable, en la que lleva a otro hampón secuestrado y escondido en el capó del coche, le pregunta: «¿Cómo estás?» «Me falta el aire», responde el rehén. «¿Quieres aire? Pues toma aire», le responde Cody mientras le fríe a tiros a través del capó. Pero la escena inolvidable es la final. Durante el asalto a una planta de gas, Cody se lía a tiros con la policía y, finalmente, acorralado, se autoinmola, volando de un balazo el depósito al que se ha encaramado, mientras grita: «Mamá, estoy en la cima del mundo». Uno de los desenlaces más explosivos jamás film ados.

El padrino (1972)

Vi la gran película de Francis Ford Coppola en un cine de barrio de Málaga cuando solo tenía doce años. Todas y cada una de sus escenas violentas me impresionaron de manera especial. Pero en mi memoria quedó grabada para siempre la brutal secuencia de la ejecución/fusilamiento de Sonny Corleone. El personaje, interpretado por James Caan, era cosido a balazos por un grupo de sicarios armados con metralletas thompson, en el peaje de una autopista. Al pobre Sonny lo dejaban, literalmente, como un colador.

Yakuza (1975)

Este thriller dr Sydney Pollack ambientado en Japón es sencillamente maravilloso. Una película intensa y emotiva, sacudida por puntuales pero muy efectivos estallidos de violencia. Robert Mitchum es un ex detective que viaja a Tokio a saldar una deuda pendiente con un amigo/enemigo que fue un antiguo jefe yakuza (nombre que recibe la mafia japonesa) y que está interpretado por Ken Takakura, el equivalaente nipón a Steve McQueen. En el desenlace, los dos hombres se enfrentan a un nutrido grupo de yakuzas. Mr Takakura lo hace armado con una afilada katana, y Mitchum con un colt 45 y un rifle de dos cañones. ¿El resultado?… Impresionante.

Vicente Fernández López

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