Un bonito poster ha sido siempre el mejor reclamo para conseguir llevar la gente al cine. inicamos aquí una nueva serie en la que repasaremos la historia del cine através de los mejores carteles de películas. Esta es la primera entrega, dedicada al cine mudo.

La quimera del oro (1925)

No puede entenderse la hsitoria de la comedia cinematográfica sin la figura de Charles Chaplin. Sus cortos destilan humor puro, pero sus largometrajes son una mezcla de diversión y drama, y en algunos de ellos, como El chico, se rastrea la influencia de Charles Dickens. Probablemnte sea La quimera del oro su filme má emblemático dado que es el más puramte cómico, y en el que las pinceladas dramáticas están contadas los dedos de la mano. El filme es por otra parte una fiel recreación en lo que se refiere a la reconsturcción histórica de la fiebre del oro en Alaska a principios del siglo XX. Un contexto que le sirve a Chaplin para realizar algunas de sus escenas más memorables, como el baile de los panecillos o aquella en la que su compañero de aventuras, enloquecido por el hambre, le imagina convertido en un giganteaco pollo. El filme es además la muestra palpable del talento perfeccionista de Chaplin quien, al no convencerle el material que había filmado, volvió a rodar casi toda la película por segunda vez.

Metrópolis (1927)

Probablemente, el filme de ciencia ficción más importante del siglo XX. Una fábula distópica dirigida por el maestro alemán Fritz Lang. Ambientada en una ciudad ultrafuturista, narra como un joven perteneciente a la clase privilegiada descubre la existencia de una masa obrera explotada que vive en el subsuelo de la ciudad. El filme está claramente influenciado por la ideología marxista, ya que su tema es la lucha de clases, aunque no puede considerarse una película estrictamente socialista ya que el mensaje final también critica la lucha revolucionaria. La película destaca por sus magistrales decorados que han influído en multitud de películas posteriores, como Blade runner. y también por la presencia del inquietante y hermoso robot femenino llamado María, sni duda uno de los androides más famosos de la historia del cine.

El gabinete del doctor Caligari (1920)

Uno de los títulos fundacionales del cine expresionista alemán. La película narra la historia de un malvado médico que utiliza a un sonámbulo para cometer asesinatos. El filme destaca por su estética sombría y alucinada, con unos decorados asombrosos que reproducen edificios de ángulos imposibles y en los que incluso las luces y las sombras están pintadas. El filme está considerado también el primero que incluyó «la vuelta de tuerca final», un giro de guión asombroso e inesperado que transforma en el desenlace todo el significado de la película.

Ricardo III (1912)

En sus orígenes, el cine fue despreciado por las élites culturales, siendo considerado un simple entretenimeinto de barraca de feria. Por eso, muchos de los primeros cineastas buscaron desesperadamente la legitimación cultural y lo hicieron mirando a su hermano mayor, el teatro. Así, fueron habituales en los inicios del medio las cintas que adaptaban prestigiosas obras y que contaban con algunos de los más reputados intérpretes teatrales, como Sarah Bernhardt. En este caso, la película que nos ocupa fue una adaptación de la célebre obra de Shakespeare protagonizada por Frederick Warde, una de las estrellas d elos escenarios londinenses a principios del siglo XX. Lo que destaca en ella es que a diferencia de otras de las adaptaciones de la época, esta película no se limita a ser una representación teatral filmada sino que utiliza recursos propiamente cinematográficos. Entre ellos un prólogo en el que el actor, con vestimenta moderna, introduce a los espectadores en los entresijos de la tragedia que van a contemplar.

The battle of Elderbush Gulch (1913)

El primer western de la historia del cine fue Asalto y robo de un tren (1903), dirigido por Edwin S. Porter. Pero aquella cinta era solo un borrador, un cortometraje alargado que mostraba el asalta a un ferrocarril y la posterior persecución de lps bandidos. Diez años después, el maestro David Wark Griffith dirigió esta película que ya sentó todas las bases del género. El póster, además, fue pionero por su tremendismo y por prometer a los espectadores  un despliegue de brutalidad y violencia realmente aterrador.

Intolerancia (1916)

La obra maestra de David Wark Griffith y uno de los títulos capitales del cine mudo. Un peliculón de mas de tres horas articulado en torno a cuatro historias alternas que pretendían denunciar la intolerancia a través de los tiempos. La primera se desarrolla en la antigua Babilona, la segunda es la historia de la muerte de Cristo, la tercera reconstruye la matanza de la noche de San Bartolomé, y la cuarta se ambienta en pleno siglo XX y narra como los miembros de la liga de la mroalidad destruyen con sus prejuicios la vida de una mujer desdichada. Los decorados de la historia de Babilonia se inspiraron claramente en los de Cabiria, a los que superaron incluso en grandeza y desmesura.

El jorobado de Notre Dame (1923)

Lon Chaney fue el hombre que revolucionó la concepción d ela figura del actor en los años del cine mudo. Especializado en realizar asombrosas caracterizaciones físicas, sus dotes camaleónicas le valieron el apodo de «el hombre de las mil caras». Desde El fantasma de la ópera al zíngaro sin brazos de Garras humanas, Chaney compuso película a película una magistral galería de seres monstruoso y deformes. Pero probablemente sea el Quasimodo de El jorobado de Notre Dame su papel más recordado. El propio actor se encargó de crear el maquillaje y de diseñar un traje especial de 32 kilos de peso que le hacía parecer jorobado.

El ladrón de Bagdad (1924)

El atlético Douglas Fairbanks fue el actor que sentó los estereotipos que caracterizarían el cine de aventuras. El Zorro, Los tres mosqueteros… No hay gran historia dentro del género que él no protagonizase, sumando una lista de filmes en los que además compuso una serie de coreografías acrobáticas realmente espectaculares. El ladrón de Bagdad es probablemente la obra maestra de su fimografía. Aparte de por su poderosa presencia, el éxito de esta gran película se sustenta sobre otros dos pilares: la dirección del filme, a cargo del gran Raoul Walsh, que con la llegada del sonoro se convertiría en el gran maestro del género; y la dirección artística a cargo de William Cameron Menzies, responsable de unos maravillosos decorados de estilo art-deco. Pero, además, el filme fue pionero en el uso de los efectos especiales, logrando escenas tan maravillosas como la del caballo con alas o la de alfonbra voladora. El ladrón de Bagdad es un prodigio fílmico por el que no ha pasado el tiempo.

El caballo de hierro (1928)

El primer gran filme en la carrera del maestro John Ford y, probablemente, el western más importante de los años del cine mudo. Centrado en la épica construcción del Union Pacific, el ferrocarril que unió el este con la costa del Pacífico, Ford contó para este filme con más de tres mil figurantes, mil de ellos chinos, ochocientos pieles rojas auténticos, además de mil bisontes. La película se filmó en Nevada, parte de ella ien pleno invierno, convirtiéndose en el rodaje más colosal realizado hasta el momento en exteriores. Su presupuesto superó la cifra de 250 mil dólares, una cantidad exagerada para un filme de la época y aún así recuperó con creces la inverisón en taquilla. Ford ya hizo gala en esta película de las constante de esu estilo, filmando sus caracterísitcas y bellísimas escenas a contraluz, y realizó además algunas innovaciones técnicas, como la idea de utilizar una cámara enterrada a ras del suelo para filmar algunos de los planos más espectaculares en la escena de una estampida.

Les vampyres (1915)

Con este filme el francés Louis Feuillade inventó el concepto de serie. Se trata de una película dividida en diez partes en torno a una banda de delincuentes llamados «los vampiros», que se visten de forma extravagante para realizar sus delitos. El filme tuvo problemas con la censura ya que glorificaba la vida criminal. Además el hecho de que muchos de sus actores fueran llamados a filas obligó a reemplazarlos por otros o, directamente, a modificar el guión eliminando a sus personajes. Pero lo importante es que con esta cinta el concepto de serial quedó plenamente definido, ya que cada entrega terminaba con una situación de máxima intriga que captaba la atención del espectador y le hacía regresar al cine para ver el sigueinte episodio. Además, su peculiar herorína, irma Vepp, interpretada por la acrriz Musidora, resultó ser una mujer sexualmente liberada y muy adelantada para el cine de su época.

Amanecer (1927)

Para muchos la obra maestra del alemán F. W. Murnau, lo cual ya es mucho decir si tenemos en cuenta que en su filmografía figuran joyas como Nosferatu, El último o Fausto. Amanecer fue también su personal incursión en Hollywood y dio como resultado una tragedia de proporciones épicas. Historia de un matrimonio roto en el que el marido, enamorado de la femme fatale de turno, trata de asesinar a su esposa, aunque finalmente se arrepiente. La estética del filme influyó posteriormente en la obra de algunos de los más destacados directores del sonoro, como John Ford, Hithcock u Orson Welles.

Avaricia (1922)

Si hay una película maldita en la historia del cine mudo, es ésta dirigida por el austriaco Erich Von Stroheim. El cineasta llegó a filmar 96 horas de material con la intención de montar una película de nueve horas de duración, pero los estudios le obligaron a recortarla hasta dejarla reducida a tan solo dos. Inevitablemente, lo que queda es solo un pálido reflejo de la colosal (y desmedida) obra que pudo llegar a ser. Una película en la que bullen las bajas pasiones. Con una protagonista femenina dominada por la avaricia, hasta el punto de que, aún siendo rica, trabaja como fregona para no malgastar ni un dolar de su fortuna. Hay incluso una escena en la que la vemos retozando en la cama con su dinero, como si estuviera haciendo el amor con él. Tenemos también a un marido alcohólico convertido en un ser brutal que llega incluso al asesinato. Y un desenlace asombroso en el Valle de la Muerte de California. Es imposible saber que placeres hubiera deparado la versión de nueve horas tal y como la había concebido Stroheim. Pero lo poco que nos ha llegado de ella resulta altamente gratificante.

El nacimiento de una nación (1915)

Una de las obras capitales de David Wark Griffith y la más controvertida de su filmografía debido a su contenido racista, que aún hoy en día sigue resultando escandaloso. Epopeya sureña centrada en la guerra civil americana. Con este filme, Griffith inventó el montaje paralelo de secuencias como medio para crear suspense, y demostró sus dotes para la dirección filmando la espectacular secuencia de la batalla de Pittsburgh. El filme reconstrye además otros episodios históricos como la muerte de Lincoln, cuyo asesino, John Wilkies Booth, está interpretado por Raoul Walsh, quien en décadas posteriores se convertiría en uno de los más grandes directores de Hollywood. Pero la polémica se debe a su tramo final en el que la protagonista (Lilliam Gish) está a punto de ser violada por un grupo de esclavos negros y es salvada in extremis por los miembros del Ku Klux Klan.

Cabiria (1914)

Este filme italiano rodado en los albores de la I Guerra Mundial fue en su momento el largometraje más colosal jamás realizado. Dirigido por Giovanni Pastrone es una adaptación muy libre de la novela Salambó de Gustave Flaubert. Su argumento se ambienta en la antigua Cartago en los días previos a que la ciudad sea destruída por los romanos. La película se rodó en Tunez y Sicilia y contó con miles de extras y unos decorados realmente colosales para la época. En ella aparece además por primera vez el personaje del forzudo Maciste (interpretado por el luchador Bartolomeo Pagano) que en los años 60 sería uno de los iconos del género llamado peplum. Para este filme se contrató además al dramaturgo y poeta Gabrielle D´Annunzio, quien realizó los letreros de la película. Escritos en verso, están considerados los letreros más poeticos y exquisitos de toda la historia del cine. En años posteriores (y aunque no era esa la intención de sus autores)  esta película se convertiría en uno de los emblemas del movimiento fascista liderado por Mussolini.

Chang (1927)

Retomando el testigo dejado por Flaherty, Merican C. Cooper y Ernest B. Schoedsack ahondaron en la senda del cine semidocumental. La pareja, que años después se haría mundialmente famosa rodando King Kong, se había conocido en una farmacia de Hong Kong, donde adquirieron el fosil de un simio primitivo conocido como giganthopecus. Mitad científicos, mitad aventureros y parte artistas, Cooper y Schoedsack recorrieron media Asia filmando con sus cámaras las escenas más insólitas que pudieron encontrar. Sus esfuerzos culminaron en la realización de este filme, un documental dramatizado sobre una familia de campesinos javaneses y sus quehaceres cotidianos. Una cinta entre etnológica y épica en la que destacan los esfuerzos de los nativos por matar a un feroz tigre, y la impresionante escena en la que una estampida de elefantes arrasa un poblado indígena.

El maquinista de la General (1926)

Junto con Charles Chaplin, el segundo gran pilar de la comedia cinematçográfica en los años del cine mudo fue Buster Keaton. Mientras Chaplin ofrecía un recital de muecas y movimiento corporal en cada una de sus películas, Keaton se especializó en interpretar a un personaje permanemtemente serio e inexpresivo. Sus largometrajes no alcanzan la perfección de los de Chaplin, pero aún así aportan (aparte d euna gran diversión) innumerables innovaciones al género de la comedia. Personalmente, considero que el mejor es El moderno Sherlock Holmes, uno de los primeros filmes en mezclar realidad y fantasía, en el que Keaton encarna al proyeccionista de un cine que inesperadamente se convierte en el protagonista de la película que se está exhibiendo. Pero la más popular es El maquinista de la General. Filme que mezcla humor y acción en una historia ambientada en la guerra de secesión.

El viento (1928)

Victor Sjöström fue el primer gran maestro del cine sueco, y el inspirador de cineastas posteriores como Ingmar Bergman. Pero, curiosamente, la que está considerada su mejor película, la realizó en Estados Unidos. A medio camino entre el western y el melodrama, El viento narra la historia de una desvalida joven (Lilliam Gish, la máxima estrella femenina del cine mudo) que va a vivir con su primo a una de las más inhóspitas regiones de Texas. Aparte de sufrir el acoso de un tipo sin escrúpulos, la heroína se sentirá progresivamente angustiada por el peor enemigo que nadie pueda imaginar: un desagradable viento que nunca deja de soplar y que acaba vovlendo locos tanto a los humanos como a los animales. Es una película muda pero la fuerza de sus imágenes hace que uno tenga la sensación de estar escuchando realmente el ulular del viento.

Rey de reyes (1927)

Un crítico aseguró que las películas religiosas de Cecil B. De Mille podrían definirse mediante la ecuación: Biblia más efectos especiales. La afirmación es válida especialmente para Los diez mandamientos (1958), de la que ya había realizado una versión muda. Pero su película más importantes en los años del cine silente es esta en la que realiza una minuciosa recreación de Los Evangelios sentando las bases de lo que será el cine biblico hollywoodiense. Curiosamente, el gusto por la violencia extrema y el sexo perverso, tan característicos del cine de B. De Mille están ausentes en esta película, de la cual Nicholas Ray realizaría un magnífico remake en los años 60.

El acorazado Potemkin (1925)

Hay películas sobre las que resulta difícil decir algo que no se haya dicho ya. Y esta es una de ellas. Dentro del cine de propaganda que se realizó en la Unión Soviética, el cineasta S. M. Einsestein se convirtió en el director más importante del régimen ya que, más allá del contenido panfletario de los filmes, sus películas son auténtica sobras de arte. Es difícil decidir cual es mejor, si Octubre, La huelga… Pero , sin duda, el Potemkin es la más emblemática y famosa de todas. su argumento se basa en un hecho real, la sublevación de la tripulación de un acorazado, en el que los marineros están hartos de sufrir las humillaciones de los oficiales, que incluso les hacen comer carne podrida. El filme es a la vez tan épico como emotivo y encarna, además, a la perfección el espíritu del cine socialista, ya que no existe un protagonistas estricto del filme, sinó que ese protagonismo es encarnado por todo un colectivo. Además, si el noerteamericano Griffith fue el crwedor del montaje de secuencias en paralelo, el ruso Einsestein lo fue del uso del inserto. En ese sentido, la secuencia de la matanza de las escaleras de Odesa puede calificarse como el abc del arte del montaje cinematográfico.

La caja de Pandora (1928)

Además de inventar el expresionismo y el cine de terror, los alemanes son también los padres del melodrama, un género cuyas constantes quedaron definitivamente establecidas en esta magnífica película de G. W. Pabst. Historia de una mujer fatal sin pretensiones de serlo; un ser de una inocencia casi diabólica que, sin buscarlo, provoca la destrucción de todo el que se sienta atraído por ella, sea hombre o mujer. Un filme sórdido y extremo para su época, y que en su momento fue calificado de obsceno. Su protagonista fue la norteamericana Louise Brooks quien, con su corte de pelo a lo garzon, se convirtió en un mito erótico imperecedero.

Nanuk el esquimal (1922)

Considerada la primera película documental de la historia, está dirigida por Robert Flaherty quien pasó varios meses en las frías tierras del Norte de Alaska filmando la viuda de los inuits. En realidad no es un documental en un sentido estricto, ya que está guionizado y algunas escenas (como la caza de las focas) están recreadas o reconstruídas. Pero eso no invalida la fuerza de sus imágenes que captan con terrible realismo las duras condiciones de vida de los esquimales. Y resulta especialmente memorable la escena en la que Nanuk construye su iglú.

Napoleón (1927)

Una de las obras capitales del cine mudo francés, dirigida por Abel Gance. Inicialmente debía haber sido un fresco colosal de casi diez horas de duración dividido en seis películas. Pero al final, problemas de preuspuesto dejaron reducido el proyecto a un único filme de cuatro horas, que abarca desde lla infancia de Napoleón hasta el inicio de la campaña en Italia. Evidentemente, la película es una loa a la figura del emperador francés. Pero lo realmente importante es el arsenal de ingenios recursos fílmicos desplegados por el cineasta. desde su magistral arranque, con la escena de una batalla de nieve entre los cadetes d euna academia militar, en la que el joven Napoleón muestra ya su innato talento militar, hasta el desenlace, filmado con un revolucionario proceso que unía la imagen de tres cámaras dividiendo la pantalla en otras tres partes, dos de las cuales se colorean de improviso componiendo la imagen de la badera francesa. Además, Gance ideó la técnica de la superposición de imágenes para ilustrar acciones paralelas o penetrar en la psicología del personaje.

Nosferatu (1922)

La primera adaptación cinematográfica de Drácula, dirigida por el alemán F. W. Murnau. Se le cambió el título a la historia por problemas con los derechos de la novela con los herederos de Bram Stoker. Nosferatu es la piedra fundacional del cine de terror y una de las obras claves del expresionismo alemán. Un filme sombrío y tétrico, cuyo aire macabro es realzado pgros cinematográficos, es una pieza de culto para los amantes del ocultismo ya que la película fue producida por una extraña logia y, según se dice, está plagada de detalles que remiten a una simbología paranormal.

El cantor del jazz (1929)

El primer filme sonoro de la historia. Protagonizado por Al Johnson, un artista blanco del mundo de las variedades que se hizo famoso por interpretar sus números con la cara pintada de negro. Ambientado en la comunidad judía de Nueva York, es un discreto melodrama con canciones sobre un muchacho que, al querer dedicarse al mundo del espectáculo, tiene que enfrentarse a la férrea tradición familiar. Como en aquella época nadie creía que el cine sonoro fuera realmente a tener éxito, la mayor parte del filme es muda y solo entra el sonido cuando el protagonista canta sus canciones, volviendo el silencio al término de las mismas.

Wings (1927)

La primera película ganadora del Oscar de Hollywood, y el filme que sentó las bases de como sería el cine bélico venidero. Dirigido por William Wellman, un veterano de la i Guerra Mundial, en la que había servido como piloto en la mítica Escuadrilla Laffayette, Wings (Alas) glosó la gesta de los pilotos americanos en la contienda europea de 1914. Mezclando lo épico con lo intimista, Wellman, que en las décadas posteriores se revelaría como uno de los mejores directores del cine de acción, consiguió una gran película en la que las escenas de combates aereos destacan por su asombroso realismo. La película estuvo protagonizada por Clara Bow, uno de los mitos eróticos del Hollywood mudo, y en ella realizó también su primera aparición importante un jovencísimo Gary Cooper.

Un perro andaluz (1929)

El de ut de Luis Buñuel en uno de los cortometrajes (rodado mano a mano con Salvador Dalí) más fascinantes y turbadores de la historia del cine. Adscrito al surrealismo más extremo, sus dieciseis minutos de duración albergan imágenes imperecederas como ese ojo sajado en dos por una cuchilla, o esa mano de cuya palma brota un hormiguero. Su presupuesto fue de 25.000 pesetas que fueron aportadas por la propia madre de Buñuel.