Un fotógrafo canadiense recorre medio mundo buscando personas que se parecen sorprendentemente a otras pese a que no les une ningún vínculo familiar.
Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte apunta que los rostros de las personas cada vez se parecen más. Se llegó a esta conclusión tras estudiar más de 200 cráneos españoles y portugueses de los últimos cuatro siglos. Una de las causas sería la nutrición, cada vez mejor y más parecida. No sabemos qué comerán las inglesas Morgan Bowden e Imogen Rawe, pero son como dos gotas de agua. Se conocieron con ocho años yendo a la misma escuela.
El actor canadiense Remy Girard ( a la izquierda) ignoraba que tenía un doble hasta que en un programa de TV le presentaron a Gabriel Guilbert. A este le confundían a menudo con el primero, y confesó que en algunas ocasiones había llegado a firmar autógrafos haciéndose pasar por él.
“Perdona, cielo, me he confundido.”
Mientras asistía a una fiesta, la hermana de Claude Simon se sorprendió al verle allí. Se acercó a él y le dio un beso para descubrir, sorprendida, que acababa de besar a un completo extraño. Se trataba de Stéphane Morin. El parecido era tal que la chica decidió presentarlos.
Hay historias reales que parecen de ficción. Nina Singh y Anna Rubin nacieron el mismo día, el 13 de junio de 1977; una en Toronto y otra en Ontario. Las dos estudiaron ballet y se hicieron un tatuaje. Y cuando por azar las presentaron en una fiesta, descubrieron que incluso habían vivido en el mismo edificio, aunque en etapas diferentes.
Una investigación realizada en 2006 en la École Polytechnique Fédérale de Lausanne, en Suiza, demostró que la estimulación por electrodos de ciertas áreas del cerebro puede hacer que una persona sienta la presencia de alguien idéntico y que imita sus propios movimientos. No es el caso de las canadienses Marie-Chantal Perreau y Nancy Paul. Las dos son reales.
Nathaniel Jung y Edward Toledo trabajaban para la misma multinacional, pero no coincidieron hasta la fiesta de Navidad. Aun así, los compañeros que conocían a ambos sí habían notado el parecido existente, hasta el punto de que al segundo de ellos le apodaron “el pequeño Nat”.
El fotógrafo recibió una llamada de un amigo que le contó que en su oficina tenía dos compañeros, Sarah Fournier y Alan Madill, que parecían gemelos. No eran parientes, pero estaban muy unidos. Lo cual no es extraño, ya que, según un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia de 2013, los hombres sienten una mayor atracción por aquellas mujeres que se les parecen.
Es un trastorno psicológico que hace que quien lo padece crea que ha sido sustituido por un doble o impostor. Afortunadamente, los alemanes Rudi Kistler y Maurus Oehm no lo sufren. Son dos aficionados al ciclismo que se conocieron por casualidad en 2010 en una carrera.
En la cultura popular se conoce así a las personas que, sin tener parentesco, son idénticas. Es el caso de las canadienses Danielle Boucher y Jovette Desmarais. Desde que se conocieron, se hicieron amigas y les gusta bromear acudiendo juntas a los sitios vestidas y peinadas igual, para despistar a sus conocidos.
Este fotógrafo canadiense se ha propuesto un reto: retratar a 200 parejas que se parezcan sin tener lazos sanguíneos. De momento ya lleva fotografiadas 180, y ha puesto un anuncio buscando más candidatos. Curiosamente, en esa búsqueda ha encontrado tres sosias suyos. ¡Quién se lo iba a decir!