Pero sus estragos han coleado hasta hace poco, ya que en el año 1995 todavía era posible encontrarse con copias emitidas por TV o editadas en vídeo que fueron mutiladas en el momento de su estreno, y a las que les faltaban escenas o cuyos doblajes alteraban el diálogo original. Pero la censura también se cebó con los pósters de los filmes.
Este libro, La censura franquista en el cartel de cine, editado por Notorius, ofrece un sabroso recorrido visual por la larga lista de atrocidades cometida por los censores. Desde imágenes sexys transformadas en otras más recatadas a nombres de actores (como James Cagney) que eran borrados por mostrar públicamente su rechazo al régimen de Franco.
A Romy Schneider en La piscina le dibujaron un sujetador inexistente en el original.
Ni las películas bíblicas se libraban. A Lana Turnerle hicieron una curiosa muestra de body painting en el póster de El hijo pródigo. Incluso han adecentados a las señoritas que aparecen en el lado inferior derecho, colocándolas unos vestidos mucho más acordes con el resto del cartel.
Raquel y sus bribones (1968)
Como no podía ser de otra manera, la censura no podía permitir que la exuberante Raquel Welch exhibiera su poderío físico. No obstante, y en comparación con el cartel americano, puede considerarse un pequeño logro que, pese a tener que enfundar el cuerpo en un ajustado y llamativo vestido, se le permitiera dejar semidessnudas unas bonitas piernas y un generoso escote. Licencia poco común en el momento del estreno de la película, el 28 de diciembre de 1968.
La censura española no se conformó con taparle la tripita y el ombligo a Catherine Spaak. Debieron pensar que era demasiado muslamen para mentes tan opacas. Para remediarlo, nada más ocurrente que colocarle allí, dond empieza el problema, una insulsa fotografía de la película con Vittorio Gassman bailando el twist.
La dama de Trinidad (1952)
En esta película protagonizada por Rita Hayworth, tuvo que subírsele el escote, se cerró la pequeña abertura central del vestido, y hizo desaparecer la delatora marca que define el volumen de los senos.
En este cartel se usó el recurso de poner una enorme estola de piel, para ocultar el enorme pecho. En esta ocasión se resolvió la papeleta de un modo discreto y estético.
Una chica tan decente como yo (1972)
La ropa interior con la que aparece la protagonista en el original francés, ha sido sustituida por un vestido tan excesivamente corto que no deja de sorprender. Los censores, en cambio, no tuvieron inconveniente en pasar por alto los hombros al descubierto de la señorita, que le permitían mostrar un generoso escote.
Alarma en la flota (1953)
En esta ocasión, y sin que sirva de precedente, el cambio no se debe a motivaciones eróticas o sociales. Es una cuestión política la que preocupa. No se podía dar a enterder que Gibraltar era colonia británica. El problema se resuelve al sustituir la palabra ‘Gibraltar’ por ‘la flota’.
Aunque esta película se estrenó en 1978, tres años después de la muerte de Franco, la hemos incluido por constituir uno de los ejemplos más contradictorios.
El resultado final de esta incoherencia quedaría asi: cartel francés, con Jane Birkin vestida desde el cuello hasta los tobillos; cartel español, el mismo diseño y la misma señorita pero con una notable variante: ahora la actriz aparece en bikini.