Le dedican libros monográficos, los mejores chefs hacen su propia versión y ya tiene hasta un día internacional dedicado a ella (el 16 de enero). Cuenta Laura Conde en su libro La felicidad en una croqueta (Ed. Now Books) que el origen de este alimento no es español, sino francés, y que la primera de la que se tiene constancia histórica fue realizada por el cocinero de Luis XIV y estaba elaborada con trufa, molleja de ave y crema de queso. Algo más en la línea de la nueva moda de hacer croquetas gourmet que de las más populares, a base de las sobras del cocido.
En la última edición de Madrid Fusion hemos visto incluso una competición para hacerse con el título de la mejor de jamón de Jabugo, y el gusto por este manjar ha hecho que proliferen restaurantes en torno a ellas, como la Gastrocroquetería de Chema en Madrid y Casa Alfonso en Barcelona. ¿Lo último? Usar pan rallado japonés, panko, para el rebozado y comerlas hasta de gin tonic en la sobremesa.
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