SER HUMANO

¿Cuál es el verdadero rostro de Leonardo Da Vinci? Christian Gálvez tiene la respuesta

Habla con tanta pasión del proyecto que, antes de empezar la entrevista, improvisa en un trozo de papel un sencillo croquis de cómo se realizará la exhumación de Leonardo da Vinci. “Falleció el 2 de mayo de 1519 y fue enterrado en una iglesia que se destruyó durante la revolución francesa de 1789. Sus restos fueron trasladados a la capilla de Saint-Hubert, en el castillo de Amboise”. ¿Están aquí? “Si te digo la verdad, no lo sabemos”.

Quien habla es Christian Gálvez, presentador de Pasapalabra. Su minuciosa y hasta ahora desconocida investigación sobre Leonardo da Vinci le ha valido para conseguir reconocimiento como experto mundial en el pintor renacentista. De ahí su participación en el Congreso Internacional del Proyecto Leonardo, donde se hablará, entre otras cosas, de la futura exhumación de los restos del genio italiano. Citamos en Quo a Gálvez para que nos contara su trabajo y descubrimos que su investigación hace temblar los cimientos de la historia del arte.

Veamos: el anciano de gesto circunspecto, pelo largo, barba ondulada, coronilla calva y cejas gruesas que nos mira desde el autorretrato de Turín no es Leonardo da Vinci. Puede que ni siquiera él fuese el autor. Esta conclusión hace que se tambaleen propuestas de sabios y eruditos.

Para emitir este dictamen, Gálvez ha recorrido aquellas obras en las que muchos expertos han creído ver el rostro del genio y ha ido desmontando sus argumentos.

¿Y si no son sus huesos?

La siguiente incertidumbre está en los restos óseos que ahora van a exhumarse. Parece que el cuerpo de Da Vinci, que murió a los 67 años, está enterrado bajo una discreta losa en la capilla del Castillo de Amboise, en Francia. Una vez que estos restos salgan a la luz, hablarán, porque los genes hablan. En ellos esperan encontrar trazas genéticas. ¿Cómo valorar su autenticidad? La Universidad de Granada, que colabora en el Proyecto Leonardo con la presencia del catedrático José Antonio Lorente, ya avanzó a Quo algunos de los detalles de esta misión: “Desarrollaremos y perfeccionaremos técnicas de aislamiento, extracción y análisis de ADN con más de 500 años de antigüedad. El material principal se deberá extraer de los huesos si se llegan a identificar adecuadamente. Esta es la única vía que garantizaría un material de cantidad y calidad suficiente para lograr los estudios que se pretenden”.

Para compararlo con sus dibujos y hacer una reconstrucción facial, van a buscar entre los restos un cráneo entero, sin fracturas

Quinientos años son muchos, quizá demasiados. Según Lorente, la prudencia a la hora de manejar cualquier resto debe ser extrema. Las obras han pasado por muchas manos y los restos, además de ser diminutos, pueden sufrir contaminación química.
Gálvez confiesa que el objetivo más ansiado por el equipo sería encontrar el cráneo de Leonardo. Como le comentó el profesor Francisco Etxeberría, especialista en medicina legal y forense, “para llevar a cabo una reconstrucción facial o superposición craneofotográfica de Leonardo necesitaríamos, a poder ser, un cráneo entero, sin fracturas. Incluso para compararlo con los dibujos que existen de él”.

Si estuviera entero y bien conservado, se podría hacer la reconstrucción facial mediante programas informáticos de escaneado. También se podría hacer superposición craneofotográfica y se vería enseguida si es o no Leonardo. Los técnicos en morfopsicología de la Guardia Civil, en medicina legal y forense, en antropología y en biología forense, que ya han intervenido en el análisis de los retratos de Leonardo, usarán estas técnicas de superposición de imágenes radiográficas y fotográficas para evaluar la similitud entre el esqueleto facial y cualquier representación gráfica de Leonardo.

Practicó el celibato y su amor no iba más allá de la admiración.

¿Por qué este afán por reconocer su rostro? “Es por una necesidad de justicia y honestidad con él y con nosotros mismos, porque no fue como siempre se nos ha representado”, dice Gálvez. En el prólogo del libro, el escritor de bestsellers de arte Ross King indica que “aunque hay alguna evidencia al respecto, muy poco sobre la apariencia física de Leonardo es indiscutible o siquiera especialmente revelador. A pesar de esta incertidumbre, jugar a ‘¿Dónde está Leonardo?’ o especular sobre su apariencia se ha convertido en un pasatiempo popular”.

Obsesión por la sonrisa

King recoge la anécdota que cuenta Gian Paolo Lomazzo en su Tratado sobre la pintura: “Una vez Leonardo invitó a un grupo de campesinos a su casa y les contó chistes para estudiar sus expresiones faciales mientras reían”. Era la época en que estaba pintando la Mona Lisa. La extraña expresión de la mujer del que seguramente sea el retrato más famoso del mundo ha sido objeto de estudio durante siglos. Y aquí va la conclusión más extravagante: Hay quien piensa que la Gioconda es el autorretrato del artista disfrazado de mujer. ¿Quién es la dueña de esta sonrisa? “Ni los historiadores, ni los estudiosos, ni los eruditos de Leonardo, ni los amantes de las teorías de la conspiración han conseguido ponerse de acuerdo”, indica Gálvez. Él menciona el trabajo de la artista informática Lillian Schwartz, entre otros autores, que superpuso por primera vez el autorretrato que se conserva en Turín con La Gioconda. “El resultado fue que la estructura de las dos caras es muy similar. Hay un alineamiento de los ojos, cejas, nariz y mentón. Los autores afirman que se trata de un retrato críptico del mismo Leonardo da Vinci”.

En contra surge la hipótesis de que si un mismo autor ha diseñado ambas obras, sería normal que utilizase las mismas proporciones faciales. Gálvez añade el problema de la finalidad. “Leonardo, más interesado en su legado como científico que como artista o pintor, ¿por qué querría autorretratarse como una mujer?”

Célibe desde los 24 años

En este punto, el escritor recuerda que también se ha planteado a menudo la sexualidad del artista. “Practicó el celibato durante la mayor parte de su vida y su amor no iba más allá de la admiración. Por tanto, ¿un Leonardo con una necesidad imperiosa de cambio de sexo? Es difícil de asimilar, aunque haya gente que lo crea”. Definitivamente, no comparte en absoluto que La Gioconda sea Leonardo da Vinci.

La sexualidad ha sido uno de los rasgos que le ha permitido a Gálvez descubrir al hombre que había en este genio, igual que otros datos en la vida del florentino que marcaron su psicología: ser hijo ilegítimo del notario Piero da Vinci y de Caterina, una esclava campesina, fue una etiqueta que le impidió el acceso a los estudios habituales. “Sí, estamos hablando de un niño iletrado, de una infancia de libertad sin límites, en contacto íntimo con la naturaleza, enormemente curioso y autodidacta”.
En cuanto a su celibato, cabe la sospecha de que lo practicara desde los 24 años, por una falsa acusación de sodomía junto a un conocido gigoló que posiblemente, según el escritor, le marcó en su obra y en su personalidad. Fue arrestado, interrogado y humillado. No le extraña que, entre sus inventos, estuviera un artilugio para arrancar los barrotes de las ventanas y otros para abrir una prisión desde el interior. La historiadora canadiense Elizabeth Abbott sugiere que su larga barba pudo ser un intento de oscurecer su bello rostro.

Leonardo no vestía de negro. De hecho, su indumentaria, de tonos rosáceos, ya resultaba provocadora en la época.

El manuscrito Anónimo Gaddiano, de 1540, describe a un Leonardo casi adolescente “atractivo, bien proporcionado, elegante y agraciado”. Y así es como se le representa en el David, de Andrea del Verrocchio, posiblemente, según Gálvez, la imagen más antigua que podemos contemplar de él. Su pelo ondeado y varias características faciales de la estatua parecen anunciar las de los conocidos retratos del anciano.

Los datos no encajan

Como indica Ross King, este “¿Dónde está Leonardo?” podría continuar indefinidamente. Gálvez dedica una parte de su libro a posibles retratos descartados. Empieza con La Adoración de los Magos, un encargo realizado por los monjes agustinos de San Donato de Scopeto en 1481 que, como en tantas ocasiones, dejó sin acabar. “Es complicado identificar cada una de las figuras, más allá de la Virgen María y de Jesús. Pero hay un personaje que llama la atención: un joven en la esquina inferior derecha que aparta la vista”. Era común en la época que los artistas se incluyeran en sus trabajos, a veces a modo de firma. ¿Podría ser, entonces, el autorretrato de Leonardo? “Quien sabe –concluye Gálvez– si la nueva restauración puede sacarnos de dudas, pero el problema es que se trata de una obra abandonada muy al principio de su ejecución”.

Sin detenerse demasiado en ello, el escritor menciona también el Autorretrato con perro, atribuido a Giovanni Busi Cariani. Podría representar al maestro florentino entre los 23 y los 28 años, pero ni siquiera la estética de esta figura coincide con la suya. Leonardo no tenía el pelo liso, ni vestía de negro. Al contrario, su vestimenta, de tonos rosáceos, resultaba provocadora en la época. “Esta teoría parece más un intento de llamar la atención por parte del autor que otra cosa”, afirma Gálvez.

Más compleja es la hipótesis que señala que Leonardo recreó su imagen en la Sábana Santa de Turín. Y antes de que algunos eruditos se lleven las manos a la cabeza, Gálvez adelanta que no le otorga ninguna credibilidad. Para empezar, el artista nació en 1452, por lo que es evidente que no concuerdan las fechas. Numerosos investigadores afirman que el lienzo de Turín es la primera fotografía de la historia y que el autor es Leonardo da Vinci. “La imagen habría sido posible gracias a sus estudios de óptica mediante proyecciones con un aparato llamado linterna mágica. Inventó muchísimas cosas, pero, con toda seguridad, la linterna mágica no es una de ellas”, apunta.

Retratarse, un hábito

Lo que sí redescubrió fueron las proporciones matemáticas del cuerpo humano con el Hombre de Vitruvio. Pero ¿el modelo elegido es Leonardo? Así pensaba el crítico francés Marcel Brion: “El poderoso modelado del rostro, el arco de la boca, la abundante y libre cabellera, la mirada enérgica, dominadora, casi terrible, nos impulsan a creer que esa imagen es un retrato de Da Vinci hecho por sí mismo”. Sin embargo, la opinión de Gálvez es muy distinta: “No hay ninguna prueba escrita de que se usara él mismo como modelo de las proporciones humanas. No se puede negar en rotundo que sea el arquetipo utilizado en el Hombre de Vitruvio, pero tampoco afirmar que sea el patrón delineado sobre la cuadratura del círculo”.

“Peca gravemente el pintor que hace rostros semejantes; y aun es gran defecto reiterar los gestos”. Estas fueron las palabras que escribió el genio en su Tratado de la pintura para dar paso a la polémica de La última cena, una de sus grandes obras y fuente de enigmas.

“Parece una instantánea del momento en que dice Jesús: ‘Uno de vosotros me traicionará’. Acto seguido, los doce invitados reaccionan de maneras distintas y Leonardo captura todas y cada una de ellas”, apunta Gálvez. Entre los muchos rompecabezas que rodean al lienzo, para el presentador el verdadero misterio es si se retrató. Se le ha llegado a comparar a Judas Tadeo, el segundo por la derecha, pero la imagen muestra a alguien de edad más avanzada. El problema es que hay pocas pistas de sus facciones y de su apariencia general en esa época. Solo su gusto por las capas de color púrpura y los sombreros rosas. Santiago el Menor lleva una capa similar. “No hay ninguna prueba que nos lleve a afirmar que Leonardo aparece en esta representación, ni de quién se trataría”.

Tampoco ha encontrado argumentos para dar credibilidad al Retrato de un músico, el único de varón atribuido al 90 % a Da Vinci. “Si en algún momento de mi vida me hubieran preguntado, en calidad de estudioso diletante, si esta era la imagen del genio recién llegado a Milán, habrían obtenido una negativa por respuesta”, asegura. Para confirmar la teoría del artista irlandés Siegfried Woldhek, que opina que es el mismísimo maestro, habría que probar que el Autorretrato que custodia la Biblioteca Real de Turín fuera indiscutiblemente él.

Se hizo con tiza roja sobre papel en color sepia y muestra a un Leonardo anciano, de pelo rizado y pensativo. Está datado entre 1513 y 1516, cuando Leonardo tenía entre 61 y 64 años. “Hasta 1810 fue el rostro que se reconocía de él. En esta fecha, y en pleno Romanticismo, aparece otro retrato bien distinto, que reside en la Biblioteca de Windsor. Se desvanece así toda la iconografía que le había representado hasta entonces”.

Para Gálvez, este último retrato, atribuido a Francesco Melzi, su discípulo y amigo, es el que merece mayor credibilidad. “Reúne todas las condiciones para representar a Leonardo. No existe una certeza absoluta, pero hay que darle un voto de confianza”. Además, es compatible con la obra conocida como Tavola Lucana.

El retrato Tavola Lucana, cuyo autor pudo ser Leonardo, fue descubierto por el historiador medieval Nicola Barbatelli en 2009. Antes se creía que era el retrato de Galileo Galilei. Según su descubridor, la pintura lleva una de las insignias del artista en el reverso: las palabras Pinxit Mea en escritura especular.

Gálvez se queda con una frase que le envió Martin Kemp: “El único retrato que tiene un estatus real es el dibujo del Castillo de Windsor”. Es decir, el bosquejo de sabio barbudo y pensador profundo que se atribuye a Melzi. “Si es o no la misma persona que aparece en el boceto de Turín es discutible, aunque haya alguna similitud facial”, señala Christian.

Hoy se están cotejando ambas obras y los hallazgos a partir de ahora pueden ser asombrosos. Aunque el Autorretrato quedase excluido, cualquier análisis tendría el tiempo en contra. El dibujo sufre rojeces y se encuentra en muy mal estado. El proyecto terminará en 2019, coincidiendo con el quinto centenario de la muerte del genio. Quizá para entonces la ciencia haya sido capaz de descifrar algunas de las incógnitas que esconden sus obras, incluida la identidad de los personajes reales escondidos tras esos retratos. Sería el momento de ver cumplida una de sus máximas: “El buen pintor tiene que pintar principalmente dos cosas, a saber: al hombre y la intención de su mente”.

Congreso Da Vinci

Esta es la hoja de ruta trazada por los científicos para seguir la huella genética de Leonardo da Vinci y descifrar sus enigmas:

RESTOS ÓSEOS

¿Es Leonardo el cuerpo que reposa en la capilla de Saint Hubert? Aun en el caso de que así pudiera confirmarse, Gálvez plantea el riesgo de que la reconstrucción de su ADN y de su rostro tire por tierra todas las teorías sobre su imagen.

ÁRBOL GENEALÓGICO

Científicos del Instituto J. Craig Venter de California recopilan ya ADN de parientes pasados y presentes para cotejarlos con el material genético del maestro llegado el momento. Para ellos es crucial trazar un escudo familiar genético a partir del análisis de ADN de los descendientes vivos, por línea materna y paterna.

TÉCNICAS DE NGS

El Proyecto Leonardo usará las técnicas de secuenciación de nueva generación (NGS) que ya están abriendo nuevas vías en el campo de la biomedicina para estudiar ciertas patologías hereditarias. El análisis molecular de muestras tan antiguas como las de Leonardo con esta tecnología permitirá ahorrar tiempo y dinero, al secuenciar grandes cantidades de ADN simultáneamente.

RADIOMETRÍA

La datación radiométrica va a ayudar a los científicos a calcular la edad exacta del menor fragmento de roca,mineral o resto orgánico a partir de la cantidad de carbono 14 acumulado en ello. El estudio del subsuelo con el radar de penetración terrestre (tecnología GPR) aportará pistas sobre aquellos procesos humanos que pudieron tener lugar en la época de Da Vinci.

RECONSTRUCCIÓN

La superposición craneofotográfica serviría para ver enseguida si no es Leonardo. Si el cráneo estuviera entero, se podrían usar programas informáticos de escaneado. Existen también técnicas artesanales con artistas plásticos y antropólogos, pero el pelo y las orejas no tienen solución.

GEN DE LA GENIALIDAD

Aparte de las combinaciones genéticas que puedan encontrarse, Leonardo vivió en unas circunstancias familiares e históricas que le ayudaron a desarrollar unas facultades geniales.

Puede ser este…

Gálvez, ante el perfil del genio atribuido a Francesco Melzi. “Este es para mí el retrato de Leonardo que merece mayor credibilidad”.

¿Cuál es el auténtico?

Gálvez apuesta por la imagen superior, la Tavola Lucana. La inferior hasta ahora se ha defendido como un autorretrato, pero no hay pruebas de que lo sea.

Platón

La escuela de Atenas, de Rafael, posiblemente sea la única obra de arte de la historia en la que aparecen los máximos representantes renacentistas: Leonardo, Miguel Ángel y Rafael. El primero aparecería representando a Platón, con una imagen similar a su retrato.

¿Será Judas?

Se ha comparado al apóstol en La última cena con el Leonardo del Autorretrato, pero no se tiene en cuenta que la obra se gestó cuando Leonardo tenía 45 años y el mural muestra a alguien de edad más avanzada.

Extraño

En la Adoración de los Magos, un joven situado a la derecha que mira hacia el exterior ha llamado la atención de muchos estudiosos. La nueva restauración de esta obra inacabada quizá nos saque de dudas sobre si es o no un joven Leonardo.

La última cena

La última cena es una de las obras escogidas por el Proyecto Leonardo para extraer trazas genéticas.

¿Jesús o Leonardo?

Entre las teorías más descabelladas está la de que la imagen de la Sábana Santa refleja el rostro auténtico de Leonardo.

El hombre de Vitruvio

El escritor refuta la teoría de que Leonardo se usó como modelo de las proporciones humanas en el Hombre de Vitruvio.

Leonardo Da Vinci cara a cara

El libro que acaba de publicar Gálvez analiza las teorías que eruditos, historiadores y expertos en arte han elaborado en torno a la imagen del maestro florentino. Su deseo es encontrar su verdadero rostro y descubrir su faceta humana.

Redacción QUO

Redacción QUO

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