La saga de Piratas del Caribe resulta inseparable de su personaje principal, el capitán Jack Sparrow. Interpretado por Johnny Depp, se trata de un pirata tan entrañable como torpe, poseedor de unos modales amanerados, y cuya ingenuidad supera ampliamente a la crueldad que se le presupone.
Por supuesto, la ficción es eso… ficción, y no tiene porque parecerse a la realidad. Pero, lo cierto, es que piratas tan bonachones como Sparrow no abundaron. Más bien ocurrió lo contrario. En esta galería os mostramos a los más célebres de todos los tiempos. Y alguno de ellos se hizo legendario por su desmedida crueldad.
Jean David Nau, aliás el Olonés, fue un pirata francés que en torno al año 1630 se hizo tristemente célebre en aguas del Caribe por su extrema crueldad. Torturaba de forma despiadada a sus prisioneros y, en una ocasión, llegó a arrancarle el corazón a uno con sus propias manos, para luego morderlo con fiereza.
Murió a manos de una tribu de indios que, conocedores de su terrible reputación, le descuartizaron vivo y arrojaron sus pedazos al fuego.
Entre los piratas también hubo mujeres, y una de las más famosas fue Mary Read. Se enroló disfrazada de hombre, y no reveló su verdadero sexo, hasta que tuvo que enfrentarse en duelo con otro compañero de la tripulación. Antes de que su rival disparara, Mary se abrió la camisa y le mostró sus pechos, dejándole completamente desconcertado. Lo que ella aprovechó para descerrajarle un tiro en la cabeza.
Se casó con otro capitán pirata llamado John Rackham. Finalmente fueron capturados y condenados a la horca, aunque ella se le conmutó la pena de muerte por estar embarazada.
Fue sin duda el pirata más exitoso de todos los tiempos. Ejerció como corsario al servicio de la corona inglesa, azotando las posesiones españolas de ultramar. Logró saquear las riquísimas ciudades de Portobelo y Maracaibo.
En 1674, tras la firma de la paz entre Inglaterra y España, Morgan fue nombrado gobernador de Jamaica. Ofreció un indulto a los piratas que abandonasen su antigua vida, y se dedicó a perseguir y ahorcar a los que no dejaron las armas.
Apodado el pirata galante por sus refinados modales. Siempre vestía de forma elegante, era un hombre de notable cultura y completamente abstemio. Se hizo inmensamente rico al capturar en el Océano Índico el barco que transportaba el Tesoro del Gran Mogol.
La leyenda de que los piratas enterraban sus tesoros nace con el capitán Kidd, un filibustero escocés que fue ahorcado en 1701. Se le atribuían tantos asaltos que, en la imaginación popular, arraigó la idea de que todos sus botines capturados debían estar escondidos en algún sitio. Pero, ¿dónde?
En 1929 apareció un mapa escondido en el interior de una mesa en la tienda de un anticuario. El documento señalaba las coordenadas de una supuesta isla del Pacífico donde estaría enterrado el tesoro de Kidd. Pero, desafortunadamente, en el lugar señalado no hay isla alguna.
Este pirata británico se hizo famoso por su elevada estatura y su peculiar imagen, ya que lucía una frondosa barba con tirabuzones. Además, en cada asalto, prendía dos mechas colocadas en su cabeza, para que el humo crease un aura a su alrededor que acrecentase su imagen misteriosa.