El salto a la fama de Robert De Niro se cocinó a fuego lento. Comenzó como extra para la película «Tres habitaciones en Manhattan» del francés Marcel Carné y debutó con fuerza como coprotagonista en «Saludos», dirigida por su buen amigo Brian De Palma. Antes de hacerse una cara reconocida, colaboró en cintas de bajo presupuesto, entre ellas «Mamá sangrienta» de Roger Corman. Luego se topó con Martin Scorsese, con el cual compartía raíces italoamericanas, y junto a quien forjó una alianza sin precedentes: colaboraron en ocho películas (nueve con «The Irishman», que aún no se ha estrenado) que se convirtieron en joyas de culto de manera inmediata. Las carreras de ambos están asociadas, y no serían lo mismo sin la influencia del uno en el otro.
Desde su aparición como secundario en «Malas Calles» y su papel en la segunda entrega de la celebérrima saga «El padrino», donde sustituyó a Marlon Brando a la hora de encarnar a un joven Vito Corleone, De Niro se ha convertido en uno de los actores más polifacéticos y premiados del Séptimo Arte. También ha brillado como productor y director. Hoy, 75 años después de su nacimiento, escogemos una selección de sus diez títulos más importantes.
El Padrino, parte II (1974)
Robert De Niro hizo una audición para interpretar a Sonny Corleone en la primera parte de la saga, pero el papel fue para James Caan. Sin embargo, Coppola quedó tan prendado de la interpretación del actor de «Malas Calles» que decidió contar con él para encarnar al joven Vito Corleone. De Niro se involucró tanto en el papel que fue a vivir a Sicilia durante tres meses para adaptarse al ambiente de la ciudad. Su trabajo le reportó su primer Óscar a mejor actor de reparto. Ha sido la única vez que dos actores (Brando y él) han ganado la estatuilla por dar vida al mismo personaje.
El desequilibrado veterano de guerra Travis Bickle se mira al espejo mientras se apunta con un arma y pregunta: «¿Estás hablando conmigo?». Esta mítica escena, improvisada por el actor, demuestra hasta qué límite pueden llegar las dotes interpretativas de De Niro, quien se formó junto a Lee Strasberg a través del método interpretativo del Actor’s Studio. Al igual que hizo para prepararse su papel en El Padrino, el actor se empapó del ambiente que debería sentir Bickle y llegó a trabajar como taxista más de doce horas diarias a lo largo de un mes para sentir el hastío y la paranoia incipiente.
New York, New York (1977)
Nueva colaboración entre Scorsese y De Niro, esta vez con la historia de un saxofonista egocéntrico y misógino. El actor aprendió a tocar el saxofón para darle más realismo al personaje e improvisó, junto a Liza Minneli, gran parte de las escenas. La película no cosechó muy buenas críticas el día de su estreno, probablemente por su estética neo-noir con interpretaciones extremas y una duración excesiva (el metraje original fue reducido de cuatro horas y media a dos y media). A pesar de todo, el tiempo la ha posicionado en el lugar que merece.
Historia de almas devastadas por los horrores de la guerra. Michael (De Niro) es un cínico y violento trabajador de una fundición de hierro que pierde a varios de sus mejores amigos durante la Guerra de Vietnam. El director Michael Cimino llevó al límite a sus actores durante el rodaje, y muchas de las escenas, como la de los bofetones durante el cautiverio o la del escupitajo que de Christopher Walken a De Niro, fueron reales. El actor no se quedó atrás: para incrementar la tensión, pidió que pusieran cartuchos reales en el revólver durante la famosa escena de la ruleta rusa.
Se dice que la existencia de «Toro salvaje» es consecuencia de Robert De Niro, quien fue a ver a Scorsese al hospital tras una sobredosis de cocaína y le dijo que tenía que volver al trabajo. Le recomendó hacer una película sobre un boxeador. Scorsese, a pesar de no ser fan de los deportes, accedió. En esta película De Niro volvió a practicar una simbiosis entre su personalidad y el personaje, Jake LaMotta: aprendió a boxear y hasta participó en tres combates, dos de los cuales ganó. También convivió varios meses con el actor Joe Pesci para generar un vínculo fraternal que diese más realismo a la relación de los dos personajes en la película. La película se rodó en blanco y negro para que no se pareciese a «Rocky». De Niro ganó su segundo Óscar, el primero a mejor actor protagonista.
El rey de la comedia (1981)
El salto de Robert De Niro a la comedia. Martin Scorsese dijo que esta fue la mejor interpretación del actor, a pesar de que ninguno de los dos estaba contento con el guión. La experiencia durante el rodaje fue tan agotadora que el tándem no trabajó de nuevo hasta siete años después, en 1990.
Érase una vez en América (1984)
Esta cinta de gangsters con estética noir y reminiscencia de las pinturas de Edward Hopper y Reginald Marsh fue el último trabajo de Sergio Leone. Robert De Niro encabezó el reparto protagonista, y hasta llegó a opinar sobre el reparto (consiguió un buen papel a su amigo Joe Pesci). El metraje original duraba diez horas, aunque finalmente se quedó en cuatro. La película recibió muchas críticas el día de su estreno, principalmente por su frialdad y ritmo pausado, pero con el tiempo fue posicionándose como una de las mejores obras de los ochenta.
Uno de los nuestros (1990)
Vuelta al cine de mafiosos de Martin Scorsese, esta vez con De Niro como uno de los asociados al capo de la mafia Paulie Cicero. Drogas, delincuencia, conflictos morales y violencia extrema se entretejen para configurar la que muchos consideran la hermana mayor de «Malas Calles». «Uno de los nuestros» sirvió de inspiración para crear «Los Soprano».
De Niro retorna a sus orígenes psicopáticos e interpreta al ex convicto Max Cady, que busca vengarse de su abogado por no haber sido capaz de librarlo de su condena. El actor recibió una nueva nominación al Óscar por dar vida a este personaje desequilibrado, a quien ya interpretó Robert Mitchum en la versión de 1962 dirigida por J. Lee Thompson.
La última colaboración entre De Niro y Scorsese hasta 2018, cuando comenzó el rodaje de «The Irishman», que se estrenará en Netflix a lo largo de 2019. En esta frenética historia de poder y corrupción, el actor da vida a Sam Rothstein, un mafioso que viaja a Las Vegas para hacer fortuna dirigiendo casinos.