Seguro que te ha pasado alguna vez: vas por la carretera y te encuentras un atasco que se forma y desaparece sin la típica causa de un accidente, obras o un excesivo tráfico de coches. Un equipo de la Universidad británica de Bristol utiliza modelos matemáticos para tratar de explicar este enigma.
Los investigadores, dirigidos por Eddie Wilson, explican que en condiciones de tráfico denso, la acción de un único conductor que se pasa de un carril a otro es suficiente para crear un efecto de bola de nieve que se acumula en los vehículos que marchan detrás hasta convertirse en un embotellamiento de tráfico.
En este fenómeno, el factor de reacción de los conductores es clave: si se frena tarde y de manera brusca se afecta especialmente al flujo de tráfico. Wilson señala que se han producido atascos fantasma de unos 80 kilómetros de largo.
Redacción QUO
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