Indeseable, pero posible. Los piratas informáticos podrían secuestrar tus recuerdos y amenazarte con borrarlos si no pagas un rescate. Esta posibilidad podría ser real más pronto de lo que pensamos debido a la evolución en el campo de la neurotecnología. Igual que ha avanzado en el conocimiento de los recuerdos, no se descarta que en pocas décadas pueda manipularlos, descodificarlos y reescribirlos gracias a los implantes cerebrales, hoy herramienta común para los neurocirujanos.
Unas 150.000 personas ya están beneficiando de la estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés) para tratar temblores y otros síntomas del Parkinson o el trastorno obsesivo compulsivo, entre otros trastornos. Se estudia también su utilidad en la diabetes y la obesidad, la depresión y el síndrome de Tourette.
Ahora esa misma tecnología pretende aplicarse a los trastornos de memoria, especialmente en aquellos causados por algún evento traumático. Aunque se están dando los primeros pasos, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa de los Estados Unidos (DARPA) tiene un programa para desarrollar y probar una interfaz neuronal totalmente implantable e inalámbrica que ayudaría a restaurar la pérdida de memoria en los soldados afectados por una lesión cerebral traumática.
Urge trabajar para estar prevenidos
“No me sorprendería en absoluto si hubiera un implante de memoria disponible comercialmente en los próximos 10 años”, anuncia Laurie Pycroft, investigadora del Departamento de Ciencias Quirúrgicas de Nuffield en Universidad de Oxford. Y en dos décadas, la tecnología podría haber evolucionado lo suficiente para capturar las señales que construyen nuestros recuerdos, los estimulan y los devuelven al cerebro. Y, dando un paso más, a mediados de siglo sería incluso posible manipular esa memoria.
Los mismos investigadores alertan ya de las consecuencias que podría tener ese control. En el hipotético caso de que un hacker accediese al neuroestimulador de un paciente, no sería extraño que pudiese influir en sus pensamientos o comportamiento, e incluso causar una parálisis temporal, según advierte Picroft. Un pirata informático también podría amenazar con borrar o sobrescribir los recuerdos de alguien si no se atienden sus demandas.
El secuestro y la alteración de la memoria maliciosa plantean una variedad de desafíos para la seguridad. La empresa de seguridad cibernética Kaspersky Lab, junto a investigadores de la Universidad de Oxford, han colaborado en un proyecto para mapear las amenazas potenciales y los medios de ataque relacionados con estas tecnologías emergentes. “Incluso en el nivel de desarrollo actual, que es más avanzado de lo que mucha gente cree”, dicen en su informe, The Memory Market, que alerta de un futuro donde la amenaza cibernética se centra en el pasado. De todos modos, piratear dispositivos médicos conectados no es una nueva amenaza. En 2017, las autoridades estadounidenses retiraron 465,000 marcapasos después de considerarlos vulnerables a los ataques de seguridad cibernética.