El avance de la robótica en los últimos años es realmente apasionante: brazos robóticos, robots humanoides, robots inspectores de barcos e incluso androides que van a clase por su querido amo, son algunas de las últimas proezas de los expertos en este campo. Ahora, en busca de la perfección a la hora de dotar a los robots con características propiamente humanas, investigadores de la Universidad del Sur de California en EEUU (USC), han dotado de tacto a un robot que consigue reconocer las diferentes texturas, objetos o materiales con solo pasarla por sus dedos.
Según explica el equipo de investigación en la nota publicada en la web de la USC, este invento podría servir para el futuro desarrollo de prótesis sensibles… y no cualquier prótesis, si no una con una sensibilidad muy superior a la que poseemos actualmente los seres humanos. Esto es realmente un gran triunfo, pues en este área, muy a pesar de ser crucial para la robótica, existe hoy en día muy poco desarrollo.
¿Cómo consigue el robot recibir las sensaciones de tacto?
Para dotar al robot de tacto, los investigadores han creado una tecnología totalmente nueva basada en sensores que funcionan de forma similar a los nuestros. Esos sensores están recubiertos con una piel elástica, muy suave y flexible, rellena de un líquido que cubre una superficie rígida a modo de hueso principal.
Gerald Loeb, profesor de Ingeniería Biomédica y autor principal del proyecto que se ha publicado en Frontiers in Neurorobotics, dotó a los robots de su tecnología BioTac®. Además de ser suave y flexible, la piel cuenta con huellas dactilares en la superficie para conseguir aumentar fácilmente la sensibilidad conforme a las vibraciones que recibe cuando toca distintos objetos. Al interactuar con el objeto en cuestión, la piel vibra de formas diferentes. Sus vibraciones son recogidas por un hidrófono ubicado en la superficie rígida que comentábamos antes, que sirve a modo de hueso principal.
El robot cuenta también con un sistema de algortimos que le permite tomar decisiones, con estrategias humanas, acerca de los comportamientos a tener en diferentes ocasiones. Asímismo, los sensores BioTac® pueden también indicar el lugar y hacia que dirección aplicar la fuerza necesaria con la punta de los dedos y también poder reconocer la temperatura del objeto que está palpando.
El robot fue entrenado con 117 texturas diferentes correspondientes a diferentes tipos de papel, telas, metales, etc. Una vez estuvo preparado, el profesor Loeb y su equipo realizaron la prueba de fuego. Tras mostrarles los diferentes tipos de texturas al robot, éste reconoció el 95% de ellas.
El BioTac es toda una revolución para la industria de las prótesis, ya que permitiría elaborarlas con sensibilidad al tacto, lo que indudablemente mejora la calidad de vida del paciente dotándolo del poder del ‘súper-tacto’.
Redacción QUO
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