En Afganistán, un país asolado por guerras desde hace décadas, un millón de ciudadanos viven a menos de 500 metros de una zona minada. Labores tan necesarias e inofensivas como salir a por leña para calentarse o cocinar puede costarles la vida. Y de hecho, la ONU calcula que las minas personales siegan unas 42 vidas al año.
Así que un joven ingeniero del país, Massoud Hassani, ha creado un prototipo de artefacto antiminas hecho de plástico biodegradable y bambú. Se trata de una enorme bola con patas que al apoyarse sobre una mina la hace explotar. El aparato pierde una o dos patas en cada misión pero es capaz de continuar en marcha.
Su estimación es que su Mine Kafon podrá destruir entre tres y cuatro minas diarias. Cada aparato costará alrededor de 150.000 euros, así que Hassani está recaudando dinero en la plataforma de crowdfunding Kickstarter. En ella se aceptan aportaciones desde 7 euros en adelante.
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Redacción QUO
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