Un material ultrafino y flexible parecido a la silicona y que cambia de color como la piel del camaleón ha sido desarrollado por un equipo de ingenieros de la Universidad de California en Berkeley, que han explicado que el secreto de este material está en el control, a escala nanométrica, del reflejo de la luz en su superficie. Lo que permite que, según sea este, el material cambie de color.
Así, este nuevo material podrá aplicarse tanto a un coche para que cambie de tonalidad según el entorno (o simplemente por estilo),como para detectar las debilidades estructurales de un edificio y mostrarlo a simple vista con un tono especial de aviso. La primera versión mide un centímetro, pero pronto podrán fabricarse muestras más grandes para su uso comercial.
EL DATO:
120 nanómetros, mil veces más fino que un pelo humano, es el grosor de este material.
Redacción QUO
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