Este fin de semana, por primera vez en la historia de la exploración espacial, la Nasa ha desplegado el primer hábitat hinchable para seres humanos. Se trata del módulo expandible Bigelow (BEAM, por sus siglas en inglés). Mide 4 metros de largo por 3 de ancho y la puesta a punto duró unas siete horas durante las cuales se lanzaron ráfagas cortas de aire para equiparar la presión del módulo a la de la Estación Espacial Internacional (ISS).
Este tipo de hábitats tienen varias ventajas sobre otras estructuras rígidas: su peso y tamaño, es mucho menor lo que reduce notoriamente los costes de traslado en misiones espaciales y facilita la tarea de instalación a los astronautas.
El problema es que aún no se sabe si será capaz de proteger a sus habitantes de la radiación, la basura espacial y las temperaturas extremas.
Para intentar responder a estas incógnitas, el BEAM será testado durante dos años, período en el que los astronautas de la ISS llevarán a cabo diversas pruebas en su interior. El objetivo final es que este tipo de estructuras se conviertan en la “residencia” de quienes viajen a Marte o la Luna en las próximas décadas.
Juan Scaliter
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