La Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés) es un enorme laboratorio en órbita alrededor de la Tierra a 386 kilómetros de altura. Se espera que cuando esté terminada, en septiembre de 2010, tenga unos 108 metros de longitud (ocuparía el largo de un estadio de futbol), 88 metros de ancho y unas 415 toneladas de masa. En su espacio habitable (incluido un “balcón espacial”) podrán estar siete astronautas de forma permanente, que rotarán en las diferentes misiones gracias a las naves y trasbordadores espaciales que podrá recibir.

Por ello, se considera uno de los mayores logros de la ingeniería mundial, fruto de la colaboración entre cinco agencias del espacio (la Agencia Espacial Estadounidense (NASA), la Agencia Espacial Federal Rusa, la Agencia Japonesa de Exploración Espacial, la Agencia Espacial Canadiense, y la Agencia Espacial Europea (ESA). La Agencia Espacial Brasileña y la Agencia Espacial Italiana participan a través de sendos contratos separados con la NASA. La ISS ha sido visitada por astronautas de dieciséis países y ha sido también el destino de los primeros turistas espaciales. No es extraño que en 2001 recibiera el Premio príncipes de Asturias de cooperación internacional.

La ISS realiza una órbita alrededor de la Tierra en un período de cerca de 92 minutos. Desde que el primer equipo permanente entrara el 2 de noviembre de 2000, siempre ha habido por los menos dos astronautas, permitiendo la presencia humana permanente en el espacio. Su puesta en marcha comenzó el 20 de noviembre de 1998, cuando el cohete ruso Protón colocó en órbita el módulo Zarya.

El coste de la ISS se estima en 100.000 millones de dólares, pero sus responsables recuerdan que resulta complicado ofrecer una valoración exacta, dada la cantidad de variables que incluye.

Para qué sirve la ISS
Los laboratorios de la Estación Espacial Internacional han realizado más de 100 experimentos desde que comenzaran a estar operativos, en 2000. La ausencia de gravedad y el vacío espacial permiten unas condiciones únicas y los campos científicos y las posibles aplicaciones son muy variados: cazar la antimateria, nuevos sistemas para administrar medicamentos contra el cáncer, restaurar cuadros, depurar material médico o desarrollar nuevas vacunas.

Pero será a partir de 2010, con unos laboratorios ya terminados y el resto de la estación a pleno rendimiento, cuando podrá demostrar toda su capacidad. Los propios astronautas serán experimentos, ya que se podrá comprobar cómo afectan las condiciones del espacio al cuerpo humano, de cara a próximas misiones.

¿Corre peligro la ISS?
La crisis económica no ha llegado en buen momento para la ISS. Sus enormes costes tienen que ser evaluados como una buena inversión. La gran mayoría de científicos apoya su continuidad hasta 2020, pero no se sabe lo que ocurrirá a partir de 2015. Su futuro depende en gran medida del apoyo de EE.UU.

La falta de dinero no es el único peligro que debe sortear la Estación Espacial. El riesgo de posibles colisiones con la gran cantidad de restos de satélites y otros elementos artificiales que flotan sin control en esta zona del espacio es cada vez mayor. De hecho, ya ha tenido que variar la altura de su órbita para evitar males mayores.

Redacción QUO