Futour, la exposición temporal del recientemente inaugurado Museo de Ideas e Inventos de Barcelona, es una exposición que muestra la vida cotidiana durante los próximos 300 años a través de una serie de inventos que invitan a la reflexión sobre nuestro momento presente.
Su autor, el fundador y director del museo, Pep Torres, fue galardonado con el Premio Ciutat de Barcelona en el 2006 por dicha muestra. Él inventó y construyó todos los objetos, creó marcas imaginarias, diseñó logotipos y packagings futuristas y convenció a sus amigos para que se prestasen a ser fotografiados como supuestos inventores del futuro enfundados en un mono.
La palabra ‘efímero’ nunca tuvo tanto sentido como en los años que le tocaron vivir a Gus Vai. Coetáneo de Bolini (y fan declarado de los productos Eggmimence), Gus vivía la vida intensamente y cada vez era más consciente de lo poco que le duraban sus relaciones sentimentales.
Harto de tener que comprar colchones nuevos cada vez que se separaba y su ex-pareja se quedaba con la cama, Gus Vai patentó y lanzó al mercado lo que le iba a convertir en el soltero más codiciado de Europa: el Puzzle Bed.
Con un diseño sencillo y directo (que fue ampliamente copiado, pero nunca igualado) Vai marcó un antes y un después en la compra de colchones. A partir de 2158 nadie en su sano juicio podía plantearse comprar un colchón de matrimonio que no fuera desmontable en dos dada la precariedad de las relaciones sentimentales.
Vai dilapidó su fortuna en colosales fiestas con sus amigos solteros que llenaron páginas y páginas de la prensa del corazón.
La Dra. Petra Porter es la inventora de uno de los conceptos que más iban a cambiar el mundo en los años venideros: las Clínicas Mumless. La idea surgió a raíz de ver condicionadas sus expectativas profesionales debido a su primer embarazo.
Decidió que el embarazo debía tener lugar fuera del útero materno, en unas condiciones médicas y de seguridad impecables que era imposible garantizar en un embarazo tradicional. Además, la madre podía seguir su vida del mismo modo que un hombre lo hacía en su condición de padre, sin que el embarazo interfiriera en ningún aspecto de su ámbito profesional.
Las Clínicas Mumless entregaban los niños al cabo de 9 meses (o en 7 meses en los Express Process) en unas condiciones de salud perfectas, además de haber seguido un programa de estimulación cognitiva, motriz y de aprendizaje que los hacía destacar notablemente entre los demás.
Al tratarse de un proceso extremadamente caro, sólo las clases pudientes podían costear tener un hijo de esta forma. Esto creó una fractura social que marcó una sociedad muy distinta a la que se había conocido hasta la fecha.
Una rueda que predice el clima
La brutalidad del cambio climático que vivió la tierra a lo largo de años convirtieron la meteorología en una ciencia absolutamente imprevisible. A consecuencia de ello, y tal como ya se ha comentado al principio, los hombres del tiempo se quedaron sin trabajo de la noche a la mañana.
Y nada hubiera sacado de la desesperación a todos aquellos hombres y mujeres que durante años habían sido las estrellas indiscutibles de las cadenas de TV más importantes y que ahora se veían relegados a escribir sus currículos en las arrugadas hojas que Paddy Green III había inventado en 2139 de no ser por la aparición en escena de Inda Rhein; una de las mayores celebridades de su país en su condición de presentadora del espacio del tiempo de TV.
Inda creó un exitoso espacio televisivo en el que respondía a preguntas de los espectadores sobre si llovería o no, girando la Rueda del Tiempo. De nuevo todos los presentadores del espacio del tiempo de las cadenas de TV recuperaron sus puestos de trabajo con la única diferencia que ya no usaban satélites si no esta rueda para intentar adivinar lo que el cambio climático había convertido en impredecible.
¡Cuidado! Persona dentro.
¿Qué tienen en común un atropello mortal en Kansas, un camarero tirando una sopa sobre un comensal en París y una puerta cerrada sobre las narices de un pasajero en un taxi de Tokio?
Que todos los acusados dijeron lo mismo: ‘No le ví’
La sueca Liv siguió estas y otras noticias de cerca y diseñó el traje Person Inside destinado a dar visibilidad a su usuario. Los gobiernos de todos los países del mundo instauraron la obligatoriedad de llevarlo puesto encima de la ropa cada vez que uno salía de casa; por nuestro bien.
Nadie había podido imaginar que las fantasías Orwellianas donde todo el mundo vestía igual (y que parecía algo absolutamente imposible que sucediera) había ocurrido; por nuestro bien.
Consciente del giro que habían dado los acontecimientos y arrepentida de su invento, Liv dedicó su fortuna a campañas para intentar devolver la libertad en el vestir a los ciudadanos, cosa que ya nunca conseguiría.
Como impulsada por la fuerza de la gravedad, la moda, que en el siglo XXI había bajado cada vez más la cintura de los pantalones para dejar al descubierto ombligos y ropa interior, llegó a su punto álgido de la mano de la diseñadora barcelonesa de origen japonés Nokito Mas.
Nokito eliminó directamente la cintura del pantalón y redujo éste a dos perneras sueltas; de esta forma, la ropa interior quedaba totalmente al descubierto. Este concepto rompedor que caló rápidamente entre los más jóvenes recibió el nombre de Tube Fashion y dio el pistoletazo de salida para que los fabricantes de ropa interior cambiaran radicalmente sus colecciones dado el nuevo paradigma de la moda.
La evolución de la ropa interior que cada vez se asemejaba más a pequeños pantalones cortos llevó a que en 2095 las perneras volvieran a juntarse con la cintura y se recuperara el tradicional pantalón… ¡de cintura alta!
Para aquel entonces, Nokito ya había amasado una inmensa fortuna con su invento.
A la edad de 5 años Luc sufrió uno de aquellos traumas que un niño tarda en olvidar; Ricks, su hámster, murió de inanición debido a que el crío se olvidó de dejarle comida en el comedero automático cuando marchó de vacaciones de verano a casa de tía Lucy (que odiaba los hámsters).
35 años más tarde, al independizarse de sus padres tuvo un ‘revival’ de esa misma sensación de amargura al comprobar que las petunias se quedaban mustias porque no les tocaba el sol en la terraza.
Harto de sentirse el malo de la película a causa de su naturaleza olvidadiza y sus consecuencias en la flora y fauna de su entorno, Luc inventó el Plant ‘O’ Matic; una ingeniosa maceta que se movía por sí misma en busca del preciado rayito de sol.
Lo que le sorprendió fue el éxito de su invento… nunca hubiera pensado que tantas personas se olvidaran de su entorno y sólo se preocuparan de sí mismos.
Lo que acabó un par de siglos más tarde con la profesión de hombre del tiempo en TV se convirtió en un fenómeno de ventas gracias a la brillante aportación de Dorotea Tutipleni. Pero.. empecemos por el principio.
Los cambios climáticos en la década de 2110 eran tan imprevisibles que hacer la maleta para ir de vacaciones paso a ser una auténtica pesadilla para ciudadanos de todas las condiciones y credos. ¿Qué me llevo? ¿Una camisetita…? ¿Y si de repente hace frío? ¿Y si de repente me achicharro de calor?
La solución vino de la mano de Tutipleni; la maleta Just in Case. Una maleta donde podías llegar a meter gracias a su sistema de presión de 3 atmósferas ¡el 90% de la ropa de un armario de 4X2X1.5 m! Abrigos, camisetas, jerséis…¡ hasta la funda nórdica.
La patente de Just in Case transformó a la saga de los Tutipleni en una de las más influyentes de los años venideros.
Hacia 2139 los puestos de trabajo eran cada vez más escasos debido a la creciente implantación de máquinas de inteligencia artificial que desempeñaban las funciones más variopintas.
Conseguir un trabajo era una ardua tarea donde cada vez pesaba más el ‘pedigree’ antes que un brillante currículo. Era por ello que la totalidad de los currículos enviados para obtener puestos de trabajo se convertían en pasto inmediato de la papelera más cercana.
Lo que empezó como una broma dentro del círculo social de Paddy acabó convirtiéndose en un superventas: el papel pre-arrugado para escribir currículos. Paddy Green III vio incrementada de golpe, gracias a esta irónica idea, su ya envidiable heredada fortuna personal.
Si alguien dio de lleno en el clavo con su invento a finales de 2150 ese fue, sin duda alguna, el joven Domenico Bolini. Todo nació con su primer diseño de packaging para vender los huevos en blisters unitarios en contra de la corriente imperante de agruparlos en 6 ó 12 unidades. El número cada vez mayor de personas que vivían solas fueron quienes lanzaron a la categoría de mítico este producto.
Pero Bolini dio un paso más allá cuando se dio cuenta que debido al precio del metro cuadrado de la vivienda y al ritmo de vida frenético donde todo el mundo comía platos precocinados, el espacio destinado a la cocina tenía los días contados. Por ello… si nadie iba a cocinar siquiera un huevo frito… él, Domenico Bolini, les vendería huevos fritos empaquetados y listos para comer.
Lanzó al mercado los huevos fritos y las tortillas a la francesa bajó la marca que le hizo mundialmente famoso: Eggminence. Desaparecieron las cocinas de las casas y Domenico se compró una isla en el Pacífico para celebrarlo.