Artilugios como este eran patrimonio exclusivo de las películas de James Bond. Pero la posibilidad de conducir un coche sumergible ya es una realidad fuera de las pantallas de cine. Anteriormente ya existían vehículos con dicha característica, pero todos con uso militar. Este es, por tanto, el primer coche submarino civil. Su creador es el ingeniero Frank M. Rinderknecht, quien ha bautizado el ingenio con el nombre de Rinspeed sCuba. El coche puede sumergirse a una profundidad de diez metros, aunque bajo el agua su velocidad se ralentiza hasta los tres kilómetros por hora. Navega, además, de forma automática, sin necesidad de que el conductor maneje el timón… ejem… el volante.
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