Su próxima gran misión será en septiembre, cuando examine el pecio de un barco romano sumergido cerca de la isla de Anticitera, a 120 metros de profundidad entre Creta y el Peloponeso. Para conseguirlo, será propulsado por cuatro motores de gran potencia y dotado con un sistema de autonomía que permitirá a su conductor pasar hasta 50 horas sumergido. Desde dentro, igual que hacen los astronautas con su traje espacial, el piloto/buzo podrá moverse entre las ruinas del barco gracias a unos pies dirigibles que le otorgan movilidad, un cristal a prueba de presión que le dejará ver por dónde va y unas pinzas prensiles que le permitirán tomar muestras. “Son como los palillos. La primera vez que los usas te llenas de comida, y poco a poco te vuelves más habilidoso”, asegura uno de sus creadores. Además, una conexión de fibra óptica permite al piloto, enviar la información obtenida y pedir ayuda en caso de emergencia.
DATOS:
300 metros de profundidad. Es el límite de inmersión segura dentro de este traje.
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245 kilogramos. Es el peso de este traje, aunque dentro del agua sea imperceptible.
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