No es una película. La prestigiosa Universidad de Stanford, en Palo Alto, ha publicado un informe sobre cómo el pensamiento de las máquinas cambiarán nuestro mundo dentro de quince años. Prepárate, porque no vas a reconocer ni los pasos de cebra.
Los coches y los transportes públicos conducirán mejor que nosotros. Y captarán todo tipo de información sobre su entorno. Las ciudades contarán con centros que analizarán los datos en tiempo real, haciendo que los semáforos dejen de funcionar con esquemas rígidos y que cambien de color en función de la circulación del momento. Además, cada vez se usarán menos vehículos privados y habrá menos tráfico, así que las viviendas se construirán cada vez más dispersas.
La fabricación de chips superpotentes, la comercialización de sensores 3D asequibles y los grandes avances en el reconocimiento de la voz humana cambiarán tu casa como nunca. Aprenderá tanto sobre ti que te recibirá con tu música preferida, te prepará la bañera y te propondrá nuevos programas de televisión que, esta vez sí, te gustarán. La transformación ha empezado ya con un sencillo robot aspirador.
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El doctor Robot pasa consulta
La introducción de la inteligencia artificial en los hospitales es especialmente lenta, y puede que no se acelere en los próximos años. Pero la avalancha de apps de salud, la digitalización de las historias clínicas y las posibilidades que ofrecen los dispositivos móviles para monitorizar nuestro cuerpo invitan a ser optimistas. Para 2030, quizá sea una máquina quien decida si debes visitar a tu médico o si ella misma puede recetarte un remedio eficaz. Los médicos descansarán más.
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Personalizar la enseñanza es uno de los objetivos del sistema educativo moderno. La previsión es que los alumnos puedan disponer de un tutor personal dentro de 15 años. La máquina ayudará a que los más rezagados se mantengan al día y a que los mejores estudiantes brillen cada vez con más intensidad.
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Los Estados Unidos ya están desplegando sistemas que ayudan a policía a predecir dónde es más probable que tenga lugar un crimen o que buscan a un fugitivo echando mano a la tupida red de cámaras que tapiza las ciudades. Para 2030, los programas informáticos también detectarán el fraude financiero y los drones serán habituales en la vigilancia de las urbes más desarrolladas.
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La inteligencia artificial ya ha cambiado nuestra forma de entretenernos. Las redes sociales recurren a ella constantemente. También ha participado en la creación de composiciones musicales y en algunos espectáculos. En el futuro del entretenimiento se vislumbran creaciones cada vez más personalizadas e interactivas. El debate ahora se centra en si el nuevo entretenimiento fomentará o recortará la sociabilidad de los ciudadanos.
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