Es evidente que, cada día, hay más trabajos automatizados. El temor a que el auge de la robótica acabe provocando un desmesurado aumento del paro, es algo que está muy presente en la sociedad. Pero está claro que, de momento, las máquinas no podrán realizar cualquier trabajo.

Shelly Palmer, CEO de The Palmer Group, una empresa estratégica vinculada al sector de la tecnología, ha elaborado una lista con las que, a su juicio, son las cinco profesiones que resistirán hasta el final el asalto de los robots. Si te dedicas a alguna de ellas, enhorabuena, porque tu puesto de trabajo está garantizado. Al menos, por ahora.

Deportista de élite

 «¿Sería interesante el fútbol jugado por robots? Probablemente no», reflexiona la especialista. Según su veredicto, mientras nuestra especie admire la excelencia, seguirán existiendo atletas humanos. Aunque es probable que la modificación genética haga su aparición en el ámbito de la competición deportiva en un futuro cercano.

 

Psiquiatras y psicólogos

 Shelley Palmer admite que los médicos contarán cada vez más con  la ayuda de la Inteligencia artificial en su trabajo, y que incluso existirán sistemas que sean capaces de predecir el potencial riesgo de que una persona cometa suicidio. Pero la personalidad y el cerebro humano tienen matices que los hacen impredecibles. Por eso, estamos lejos de poder crear sistemas de IA que puedan comprender y tratar con eficacia toda la complejidad de los trastornos mentales.

 

Jueces

Realmente basta con conocer con exactitud todas las leyes y códigos existentes y aplicarlas en cada caso concreto. Y, siendo así, un robot podría desempeñar perfectamente dicho papel. Pero, según Shelley Palmer, dictar justicia también está sujeto a matices subjetivos. La capacidad de interpretar la ley en cada caso es precisamente lo que la hace humana. Y mientras sigamos valorando esa cualidad, un juez de carne y hueso será siempre preferible a uno robótico.

Políticos

 La política es algo ligado a la propia esencia del ser humano. Las máquinas no la necesitan, ya que ellas se guían por la meritocracia, tal y como explica la especialista. Además, los políticos siempre tienen la baza de legislar para prohibir que su función sea desempeñada por cualquiera que no sea un ser humano. Vamos, que juegan con ventaja.

 

Profesores y maestros

«Si queremos que nuestros hijos crezcan como humanos, enseñarles tiene que ser una tarea de la que se ocupe alguien de nuestra especie», afirma Shelly Palmer.