Tómate un respiro y pega un salto. ¿Te has preguntado alguna vez lo extraordinario que resulta que se requiera un esfuerzo tan pequeño para saltar unos cuantos centímetros? Tus raquíticos músculos, que solo pesan unos kilos, pueden sobreponerse a la fuerza de la gravedad de la Tierra, a sus 6 x 1024 kilos. La gravedad es realmente una debilucha: su atracción es 1040 veces más débil que la fuerza electromagnética que mantiene unidos a los átomos.

Aunque las otras fuerzas actúan en diferentes rangos, y entre varias clases muy distintas de partículas, parecen tener potencias más o menos comparables entre sí. La gravedad es la que no acaba de encajar en este esquema. ¿Por qué?

Hasta ahora, nuestra mejor explicación procede de la teoría de cuerdas, la candidata en cabeza para la “teoría del todo”. La teoría de cuerdas necesita que el Universo tenga más de las tres dimensiones espaciales que experimentamos, y posiblemente tantas como 10. Según las mejores ideas de los teóricos de las cuerdas, la gravedad es tan débil porque, al contrario que las otras fuerzas, se filtra o gotea dentro y fuera de esas dimensiones extra. Solamente llegamos a experimentar una “gotera” de la verdadera fuerza de gravedad.

La constatación de esto podría conseguirse por medio de experimentos que prueben la atracción gravitacional entre objetos que están separados por una distancia muy pequeña. La teoría de cuerdas sugiere que las dimensiones que no se ven se esconden a nuestra vista porque están muy enrolladas. Estas dimensiones compactadas podrían alterar la atracción gravitacional entre dos cuerpos si están separados por una distancia muy pequeña. Los experimentos se han llevado a cabo hasta distancias de unos 0,06 milímetros, pero hasta ahora no han conseguido ver nada.

Una de las grandes esperanzas puestas en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, situado cerca de Ginebra, Suiza, es que nos dirá por qué la gravedad resulta tan débil. “El propósito del LHC, más o menos, es entender esta cuestión”, dice Lisa Randall, de la Universidad de Harvard, Massachusetts.

Aunque no es probable que dé una respuesta completa, la idea de que la gravedad resida en dimensiones extra y escondidas podría ser reforzada si el LHC halla evidencias de partículas en estados diferentes de los conocidos.

Redacción QUO