Las pistas duras se conocen popularmente como ‘canchas de cemento’ porque es el material más usado tradicionalmente.
La cantidad de arena que se incorpora a la pasta –que también puede incorporar hormigón y asfalto– influye directamente en la velocidad de la bola: cuanta más arena, más lento botará. Por eso se ha variado esta mezcla con la intención de influir en la rapidez del juego.
Actualmente, hay materiales con los que es más sencillo controlar este factor, normalmente para ralentizar el partido. Las pistas del Abierto de Australia, por ejemplo, están hechas con una mezcla de látex, goma y plástico. También se distinguen por su color azul, que se puso de moda desde que se usó en el Abierto de EEUU de 2005 y que hace más fácil seguir la bola amarilla que con el fondo naranja y verde.
Redacción QUO