Según los expertos, estas son las etapas por las que pasamos en una relación de amor de pareja:
1. ENCENDIDO: enamoramiento
Es una etapa muy pasional y poco racional. Lo prioritario en este momento de la relación es el contacto sexual.
El cerebro de los recién enamorados produce reacciones fisiológicas y libera sustancias químicas que son importantes para crear ese sentimiento de amor que prolongue el vínculo en la pareja.
Por un lado, induce la producción de andrógenos masculinos y los estrógenos femeninos que aumentan el apetito sexual. En el amor romántico inicial, el cerebro produce también feniletilamina, sustancia inductora de la pasión.
El sexo genera la liberación de hormonas como oxitocina y vasopresina, que contribuyen al deseo de permanencia junto al otro. La pasión inicial se caracteriza, además, por la inhibición de la serotonina, estabilizadora del humor, y la desactivación de regiones del cerebro, como la corteza frontal, implicadas en la lógica y el razonamiento. Quizá por ello se ha dicho que el amor es ciego.
Amor a primera vista ¿Existe?
Larry Young asegura que no: “No es amor, es lujuria a primera vista. Conoces a alguien, cruzas un par de miradas e intercambias algunas palabras. Suficiente para que, en algunos casos, la liberación de las moléculas del amor sea más rápida de lo habitual. Lo ideal es no dejarse llevar por el primer impulso y pensar que es amor a primera vista, sino dejar fluir la química y asegurarse de que lo que hemos vivido no es lujuria y puede ser algo más duradero.
«Todo lo que el cerebro señale como sexual será un estímulo” Mirren Larrazabal. Sexóloga, presidenta del Instituto Kaplan de Psicologia y Sexología, y autora del libro Sexo para torpes (Editorial Anaya).
2. A TODA VELA: romántico.
Helen Fisher, de la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey, pionera en el estudio de la bioquímica del amor, ha observado que en los enamorados aumentan las funciones en el área del cerebro tegmental ventral, parte del sistema de recompensa.
Fisher detectó gran actividad en unas células que sintetizan dopamina, sustancia relacionada con la euforia, los cambios de humor y también con la motivación para conseguir un objetivo concreto. Esta parte del cerebro está en el llamado cerebro reptiliano, el que tiene que ver con las conductas de supervivencia: comer, beber, el sexo y la necesidad deprotección. Así, el amor romántico es una necesidad, casi imposible de evitar.
Gran parte de la culpa de que el otro se convierta en una obsesión es la combinación de norepinefrina y dopamina. Ambas se encargan deenfocar nuestra atención sobre algo en concreto y de recordar con detalle estímulos nuevos para aprender. Por su parte, los bajos niveles de serotonina nos abocan a un pensamiento repetitivo que explica nuestra obsesión por el otro.
3. VELOCIDAD PUNTA: compromiso
Completada una primera negociación de roles en la pareja y solucionados los conflictos iniciales, aumenta el compromiso de lealtad y exclusividad en la pareja. Se mantiene la pasión erótica, pero la fogosidad deja paso a una emoción más relajada y consistente, donde los cerebros enamorados segregan endorfinas y encefalinas, inductoras de estados de relajación, satisfacción y bienestar. Tales sustancias tienen también un carácter más adictivo, que hace difícil la superación de la pérdida del ser querido.
4. AL RALENTÍ: amor compañero
No ocurre siempre, pero las pasiones romántica y erótica comienzan a verse reducidas por la monotonía y la falta de incentivos. Hay menos liberación de dopamina, y si se deja de tener sexo, los niveles de oxitocina también caen.
Esta reducción queda cubierta con el aumento del compromiso y el asentamiento de la pareja, que incluye el cuidado de los hijos. Estos beneficios nos compensan a la larga como especie.
Redacción QUO