Seis veces la del sonido. Esta velocidad increíble no es posible con las armas convencionales que recurren a la pólvora para impulsar los proyectiles, pero puede alcanzarse gracias a un método que utiliza un pulso eléctrico.
El proyectil recorre el interior de un largo cañón antes de salir despedido a una velocidad superior a 185 kilómetros por hora. La Armada de Estados Unidos está desarrollando esta arma para las guerras del futuro, en las que no tendrá que cargar pólvora en los navíos. Lo que no han conseguido es que dispare suficientes veces por minuto.
Redacción QUO