Uno de estos guardianes de la honra cibernética es Reputation Defender, una empresa que asegura que, por una cuota mensual, eliminará de la red todo lo que pueda perjudicarte, desde entradas en foros hasta comentarios en blogs. ¿Cómo lo hacen? Los administradores son los únicos que pueden borrar la información que se publica en sus páginas. Reputation Defender se dirige a ellos para que eliminen aquello que perjudique la imagen de sus clientes. No siempre resulta fácil. Muchos portales se niegan a quitar comentarios, en defensa de la libertad de expresión. Entonces, ya solo queda la vía judicial. “Puede resultar útil”, reconoce Sánchez Pernia, “pero también es arriesgado pues quizás se levante más revuelo acudiendo a los tribunales, que dejando que la información caiga en el olvido en la red”, advierte. Sin embargo, hay situaciones en las que la única salida es, precisamente, pedir la intervención de la justicia. Es el caso de la suplantación de personalidad. Cuando alguien te roba la cuenta de correo electrónico –cuya contraseña compartes con la de tu perfil en Facebook, tu cuenta en eBay y tu acceso a la banca on-line– pierdes, además del control de tu dinero, el de tu nombre. En el mejor de los casos puede tratarse de un hacker que solo quiere un rescate a cambio de tu nueva contraseña. ¿Y en el peor?
Pues puede que quien te ha robado tu identidad ciberbética sea algún conocido que quiere hacerte la vida imposible y que, previsiblemente, se ensañará más contigo. Para destrozarte, solo tiene que enviar unos mensajes a tus contactos, insultar a tus compradores de eBay y cambiar tu perfil público, presentándote como un pésimo profesional. O lo que es peor, puede presentarte ante internet como un muy buen profesional de oficios poco reputados. En fin, puede hundirte económica y socialmente en un abrir y cerrar de ojos. ¿Qué hacer si nos encontramos en este caso?
Indefensión en internet
Lo primero que debe hacerse en una situación así es denunciar el caso a la policía, precisamente, a la unidad de delitos informáticos (tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional tienen uno). Lo segundo, aunque no menos urgente, es ponerse en contacto con el soporte técnico de las páginas en las que nos hayan hackeado para solicitar una nueva contraseña y expulsar así al intruso que se está cargando tu NetRep sin descanso. No será fácil, ya lo advierte Juan Salom, jefe del grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil: “El problema es que hay que localizar la IP desde la que se está llevando a cabo el acto delictivo –eso, si no es variable– y además identificar al individuo que está asociado a esa dirección IP. Hay que tener en cuenta que un porcentaje muy alto de las conexiones a internet se realizan desde cibercafés”. Por otro lado, la legislación internacional no es clara en esta materia. Cuando un hacker en Estados Unidos le roba la cuenta a un usuario en España ¿quién lo juzga?, ¿la ley española o la estadounidense? Es más, ¿realmente pueden intervenir las autoridades españolas?
Identidades a 30 euros
La verdad es que no es fácil pero tampoco sería la primera vez que se da caza al usurpador. De hecho, hace dos años, la Policía Nacional atrapó a un hacker español que vendía contraseñas de correo electrónico por 30 euros. Es más habitual de lo que creemos, por eso, más vale prevenir que curar y cuidar las llaves de nuestra casa online. Carlos Jiménez, presidente de Secuware, empresa dedicada a la seguridad informática, aconseja usar una contraseña que sea difícil de descifrar. Pero ¿qué características tienen que cumplir? “Puede ser la misma para todos los servicios que utilicemos online si eso nos ayuda a no olvidarla, pero también debe cumplir unos requisitos mínimos. Se recomienda que el password contenga mayúsculas y minúsculas, signos de puntuación y números, y que no responda a ningún nombre ni palabra que se encuentre en el diccionario de cualquier idioma. Lo mejor, es utilizar un programa generador de contraseñas, que te puedes bajar gratuitamente de internet”, recomienda Carlos Jiménez. Con todo, para el presidente de Secuware, el futuro está en el DNI electrónico: “Es un gran avance en materia de seguridad y es español”, recalca; “pero lo más importante es que con él estaremos seguros de que nadie, excepto el dueño, podrá entrar en una cuenta, puesto que el acceso se hará con algo físico que solo poseerá su propietario. Al menos hasta que encuentren un modo de burlarlo”. Mientras, dependemos de la buena fe del vecino, pues “un ordenador es capaz de pensar 100.000 millones de veces más rápido que la mente humana, con lo que, en apenas 0,001 milisegundos, una computadora puede probar el acceso a una cuenta de correo con las palabras de todos los idiomas y sus respectivas combinaciones de números”, concluye Jiménez. ¿Quién puede competir con eso?
Redacción QUO