La capacidad de ceder a otros parte de los recursos a nuestro alcance con un cierto sentido de la equidad reside en la base de nuestra conducta social. Un estudio publicado en la revista Nature precisa que esa actitud tan beneficiosa se manifiesta entre los 7 y los 8 años de edad.
Una serie de experimentos llevados a cabo por el equipo de Ernst Fehr, de la Universidad de Zurich (Suiza), ha mostrado que, a esa edad, los niños empiezan a preocuparse de que un bien preciado (golosinas, nada menos) quede repartido a partes iguales entre ellos y sus semejantes. Eso sí, muy especialmente si esos semejantes resultan ser sus compañeros de clase.
Antes de esa edad, el comportamiento de los pequeños se resume en “esta para mí y esta, esta y esta, para… también mí”.
Pilar Gil Villar