Paulo Coelho lo describe en su artículo El acto de escribir. La pluma y la palabra: “Toda la energía del pensamiento termina manifestándose por la punta de una pluma. Esta es una prolongación de la mano y del deseo del escritor. Sirve para destruir reputaciones, hacer soñar, transmitir noticias, formar bellas frases de amor… La mano no es únicamente una parte de tu brazo, sino una extensión de tu pensamiento. Toca tu pluma con el mismo respeto que un violinista tiene por su instrumento. La palabra, cuando ha sido escrita con sentimiento y alma, no olvida que su destino es el océano de un texto, y que antes o después llegará a él”.
Redacción QUO