Se llame como se llame, lo cierto es que algunos ya están preparando el terreno a lo que está por venir. En lo que se refiere a la velocidad, la guerra se entabla en el campo de la fibra óptica, donde por ejemplo Telefónica conseguía recientemente que la Audiencia Nacional le diera vía libre para lanzar su nueva “super banda ancha” de 100 megas.
En lo que a la arquitectura de red se refiere, el Laboratorio Europeo para la Física de Partículas (CERN), en Suiza, podría volver a ser el protagonista. Tim Berners-Lee, que ya diera a luz la Web en esta institución científica, ya trabaja en la que denomina la “web semántica”. Y también en el propio CERN, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) acaba de poner en marcha su sistema Grid, considerado la red de procesado de datos más grande del mundo.
En el apartado hardware, la variedad será cada vez mayor, pero siempre buscando la rapidez y la movilidad. Cada vez veremos más ordenadores más manejables, potentes y de diversos tamaños, móviles que harán cada vez más cosas y máquinas cada vez más inteligentes y conectadas a Internet, e incluso nuevos aparatos que fusionarán los anteriores.
Y por supuesto, Google, que aspira a convertirse realmente, y no como creen algunos ahora, en Internet. Su penúltimo juguete, Chrome, no es sólo un navegador más, sino es el primer paso hacia un sistema operativo virtual que entre otras cosas, pueda prescindir de otro gigante, Microsoft.
Redacción QUO