Nuestro campo visual es amplio”, explica Martín-Loeches, “pero solo vemos aquello a lo que dirigimos nuestra atención”. Por eso, en este truco no nos percatamos de que el mago aparta la carta. A nosotros nos parece que ha desparecido, cuando en realidad ha sido “cambiada de lugar” mientras nuestra atención estaba puesta en la cara o en los gestos del ilusionista.
Redacción QUO