El cerebro de las personas que se ven “horrorosas” percibe con mayor intensidad los detalles de su rostro (foto de la izquierda), y en cambio capta una visión de conjunto cuando analiza el de otras personas. Por eso magnifican cualquier defecto. Con una simple resonancia magnética puede saberse si alguien tiene este problema. En la Universidad de Duke, Estados Unidos, han visto que cuando ven fotos propias se activan las zonas del cerebro que procesan visualmente las particularidades (abajo, izquierda).
Redacción QUO