Para evitar infidelidades, los lémures machos, tras la operación de apareamiento, depositan una especie de tapón proteico sólido en los genitales de la hembra, con el fin de evitar que otros pretendientes la cubran. De ahí que no necesiten un físico particularmente bien dotado para poder expulsar a sus competidores a la fuerza.
Marta García Fernández