Un estudio demuestra que convivir con hermanas adolescentes previene la depresión y mejora la salud mental del individuo. Tras tres años de investigación, los resultados revelaron que ser hermano de una adolescente , ya sea mayor o menor, incitaba al individuo a tener actitudes protectoras, cariñosas y comprensivas hacia ella, y que esa sensación de utilidad hace menos probable que se sienta deprimido.
Otra de las conclusiones de la investigación es que, aunque la relación entre hermanos sea conflictiva, los lazos afectivos que se generan son tan fuertes que refuerzan la autoestima del individuo y le ayudan a manejar y controlar sus emociones, herramientas que le serán muy útiles en su vida adulta.
La investigación, dirigida por la profesora Laura Padilla-Walker de la Universidad de Brigham Young, comenzó en 2007 con 395 familias de más de un hijo (uno de ellos entre 10 y 14 años) para analizar las dinámicas que se daban entre sus miembros y el impacto que tienen los hermanos entre sí.
Redacción QUO