El primer antecedente de los zoológicos lo encontramos hacia el 3500 a. C. en la antigua Hierakónpolis. Las excavaciones arqueológicas de esta ciudad egipcia han revelado la existencia de una colección de animales exóticos que fueron criados en cautividad para el disfrute de los gobernantes.
Pero no solo fueron los egipcios, sino que grandes civilizaciones de la Antigüedad, como Mesopotamia, China y Sumeria, tenían jardines zoológicos particulares en manos de los ricos y poderosos. Un ostentoso ejemplo es el Jardín de la Inteligencia que hace 3.000 años mandó construir el emperador chino Wen Wang. Este parque de más de 600 hectáreas, al que solo podían acceder la realeza e invitados distinguidos, exhibía todo tipo de animales, desde serpientes hasta tigres y rinocerontes.
La tradición de tener colecciones privadas de animales salvajes se mantuvo hasta 1765, cuando se abrió La Casa Imperial de Fieras en Viena, que fue el primer zoológico moderno abierto al gran público.
Redacción QUO