Justo después de que investigadores de las universidades de Sheffield y Manchester afirmasen que el uso de bóxers ajustados podría debilitar la calidad del semen, un estudio del CSIC con ratones acusa de forma más tajante a ciertos contaminantes. Al parecer, la expresión de cientos de genes podría alterarse durante el desarrollo embrionario de los órganos sexuales masculinos por la exposición a ciertos contaminantes medioambientales presentes en algunos pesticidas, plásticos, alimentos y cosméticos. Estas sustancias forman parte de los disruptores endocrinos capaces de alterar el sistema hormonal.
Redacción QUO