Pues a pesar del mito y la leyenda popular, no es cierto. Solo dos personas se acabaron suicidando ese día lanzándose por la ventana y… ninguno de ellos se dedicaba a la banca.
Cuando estalló el Jueves Negro y el valor de todas las acciones cayó en 14.000 millones de dólares en un solo día, el pánico hizo estragos, sí, pero la sangre no llegó al río. Los periodistas corrían por Wall Street a la caza de historias sobre inversores arruinados que saltaban de los rascacielos, por lo que el New York Times se vio obligado al día siguiente a alertar de los rumores ‘desenfrenados y falsos’ que corrían por la ciudad.
Después llegaron los cómicos como Will Rogers, el hijo favorito de Oklahoma. Declaró, con mucho sarcasmo, que “había que hacer cola para poder llegar a una ventana desde la que saltar”.
*Publicado en Quonectados nº 219
Redacción QUO