La verdadera sonrisa se encuentra en los ojos. El médico francés Guillaume Duchene descubrió el secreto de la sonrisa en 1862 mientras aplicaba descargas eléctricas sobre el rosto de los voluntarios y fotografiaba los resultados. Se percató de que la sonrisa falsa solo utilizaba el músculo principal de ambos lados del rostro, el cigomático mayor, mientras que la sonrisa auténtica, inducida por un hecho gracioso, activaba también los músculos que mueven los ojos (músculos orbiculares). El efecto, o lo que debemos mirar, es una contracción visible de los extremos de los ojos, que escapa al control voluntario.
En los círculos de investigación de la sonrisa, la genuina se conoce como ‘sonrisa Duchenne’, mientras que la falsa se llama ‘sonrisa Pan Am’ por las azafatas que aparecían en los anuncios de la desaparecida línea aérea.
Redacción QUO